Con el objetivo de contrarrestar la labor anticomunista que el primer teniente Manuel Artime Buesa desplegaba en los territorios de Manzanillo, Campechuela y Niquero, donde fungía como segundo jefe del Instituto Nacional de Reforma Agraria (Inra), el 5 de noviembre de 1959 el comandante Ernesto Guevara de la Serna, Che, acudió al central Estrada Palma, actual Bartolomé Masó, provincia de Granma.
En el bar Zabala, de esa localidad, se reunió con Carlos Rafael Rodríguez, Walfrido La O Estrada, secretario del Partido Socialista Popular (PSP) en el territorio; Genaro Bofill Lora y el Comandante Manuel Fajardo Rivero, Piti, jefe de operaciones del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, y responsable de la construcción de la ciudad escolar de El Caney de Las Mercedes, a quienes expuso la idea de convocar a los residentes para la realización mensual de un trabajo voluntario masivo en la edificación del importante centro docente, el cual se levantaba en cumplimiento de una promesa del Ejército Rebelde al campesinado del territorio.
Propuso a los allí reunidos convocar el primero para el día 22 de ese mes y les prometió acudir a cuantas jornadas sus responsabilidades estatales le permitieran. Con vistas a alcanzar el éxito les indicó la necesidad de que la movilización fuera muy bien organizada para que cada participante tuviera un trabajo concreto a realizar desde el momento de su llegada, así como garantizar la puntualidad en el horario de recogida y la total dedicación de cada uno a la tarea asignada.
Hombres y mujeres de todos los sectores respondieron al llamado, en total unos 3 mil vecinos, porque a otros miles les fue imposible por problemas de transportación, y Che honró su compromiso.
A su llegada indicó a todos acometer de inmediato la labor encomendada, y llamó a establecer una competencia fraternal y amistosa con los combatientes del Ejército Rebelde. Seguidamente, mandarria en mano, en unión de Piti y otros compañeros partió hacia las canteras, donde la faena era más dura, y trabajó constantemente sin tan siquiera pronunciar palabra.
Aquel trabajo voluntario concebido por el Che marcó el inicio de una práctica posteriormente extendida a toda la nación. Pero no fue esa la primera vez que en Cuba se practicara tan altruista quehacer, porque durante la Gran Guerra Patria a los combatientes soviéticos les fueron enviados 40 mil sacos de azúcar y un millón de tabacos, producidos todos por los trabajadores cubanos en horas voluntarias.
Jornadas similares ocurrieron años más tarde, cuando durante el gobierno del alcalde comunista Francisco Rosales, Paquito, los habitantes de la ciudad de Manzanillo participaron en el arreglo de calles y aceras.
¿Cómo concebía el Che el trabajo voluntario?
El Che consideraba que el trabajo voluntario no solo constituía un factor de aumento de la producción, de creación de conciencia, sino también que propiciaba en el individuo la adopción de una actitud diferente ante el trabajo, generar riquezas sin vender su fuerza como si se tratara de una mercancía. En su opinión, posibilitaba tanto la unión entre los diferentes sectores de la sociedad, en la cual debían revertirse sus frutos, como de profundización de la conciencia revolucionaria mediante el trabajo colectivo.
Acerca del autor
Graduada de Licenciatura en Periodismo, en 1972.
Trabajó en el Centro de Estudios de Historia Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en el desaparecido periódico Bastión, y como editora en la Casa Editorial Verde Olivo, ambos también de las FAR. Actualmente se desempeña como reportera en el periódico Trabajadores.
Ha publicado varios libros en calidad de autora y otros como coautora.
Especializada en temas de la historia de Cuba y del movimiento sindical cubano.