Es el deporte cubano felizmente tozudo y guerrillero. Día tras día y a su manera se rebela contra el “destino” que hace más de medio siglo le impuso el vecino del norte por negarse a cumplir sus designios. Durante ese período no solo ha sido un competidor feroz, también ha gozado de épocas de significativa competitividad a todos los niveles.
Sin embargo, el cerco comercial, económico y financiero impuesto por Estados Unidos continúa siendo un enemigo poderoso al que cuesta derrotar. Muchas son las áreas del movimiento atlético nacional que sufren ese acoso. La Escuela de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Giraldo Córdova Cardín es una de las que se niega a arriar la bandera del decoro. El esfuerzo es parte de su rutina diaria.
“El bloqueo repercute de muchas maneras en nuestra instalación. Los implementos que se utilizan en el área de lanzamientos y velocidad del atletismo son muy costosos de adquirir. Tenemos que buscarlos a través de terceros países, lo cual encarece considerablemente ese proceso”, afirmó Deisy Dorticós González, subdirectora general del centro.
Refirió la especialista que los desmanes de ese engendro alcanzan también espacios que involucran la salud de los atletas. “Obtener medicamentos y recuperantes se hace muy complicado, más aún en el alto rendimiento. Los muchachos los necesitan para superar lesiones y mejorar su rendimiento”.
A pesar de todas esas trabas el movimiento atlético nacional continúa esforzándose y además de medallas implementa alternativas. “Antes comprábamos los colchones de las disciplinas de salto en el exterior. Actualmente gracias a la inventiva de empresas locales los hemos recuperado y les damos el uso necesario”, enfatizó.
Dorticós afirmó que el bloqueo daña y mucho, pero con la fuerza y el corazón de los cubanos nada puede. Más de medio siglo logrando medallas y premios al más alto nivel dan fe de ello.