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En el medio milenio de La Habana: Caprichosas analogías de García Peña (+ Fotos)

Mansa sublimación del color y la forma. Poesía de sensibilidades. Éxtasis. Volúmenes humanos que danzan y dialogan en disímiles narraciones artísticas. Exquisitez del dibujo y la línea… Fina y provocativa armonía sensual… Son esencias que trascienden en la obra del reconocido pintor  Ernesto García Peña (Matanzas, 1949), quien ante la proximidad del medio milenio de la fundación de la capital, expone parte de sus más recientes trabajos en la Sala Cernuda del Centro Hispanoamericano de la Cultura —Malecón número 17, entre Prado y Capdevila, Centro Habana—.

Dos. Acrílico sobre lienzo. 70 x 70. 2019

Allí el espectador puede encontrar un espectáculo visual donde sueños y quimeras  se funden con el deleite de la hermosura.

La muestra, concebida bajo el título de Cuerpos, asimismo salda una deuda del artista con su generación y con sus fans —que suman multitudes—. Él mismo confiesa que ya sentía necesidad de volver a exponer en La Habana, y para hacerlo optó por darle un ligero vuelco a sus relatos pictóricos, que ahora  nos sorprenden, no con un estilo diferente, sino mediante expresivas composiciones en las que, amén de algunos cuerpos fusionados, le adjudica simbólicos atributos representativos a diversos fragmentos de estos  —manos, piernas, dorso, oreja, vientre, dedo…—, a través de los cuales conforma sugestivas equivalencias plásticas.

Visual. Acrílico sobre lienzo.120 x 160. 2019

Se trata de sentimientos, emociones y circunstancias existenciales que parten desde el consciente del creador para interesar, de una forma u otra, al espectador  que en última instancia encuentra en estas obras determinados reflejos de su propia vida.

Preludio. Acrílico sobre lienzo. 150 x 124. 2019

Como suaves y líricos susurros, las sentencias iconográficas del maestro  García Peña irradian en sus dibujos desde el preciso,  limpio y sutil dominio de la línea, esta vez interesado en provocar la reflexión mediante discursos en los que los “protagonistas” son determinadas partes de nuestra morfología, atribuyéndoles expresividades propias, como si cada una de ellas representara al hombre, su psicología, su espiritualidad y su razón. Caprichosas analogías  concebidas para provocar a la conciencia de sus semejantes convocan a meditar, intención un tanto lúdica que logra atrapar al espectador, el cual hace diversidad de interpretaciones ante cada uno de los cuadros.

Sentir. Acrílico sobre lienzo. 128 x 144 cm. 2019

Aunque la producción plástica de García Peña ha tenido como eje central el aspecto erótico y sensual, en Cuerpo particularmente se interesó por las circunstancias en que vive, piensa y trasciende el hombre contemporáneo. No obstante,  en determinadas piezas como Uno (acrílico sobre lienzo, 130x90cm. 2019); Línea azul (acrílico sobre lienzo, 110x195cm. 2019) y Visual (acrílico sobre lienzo, 120x160cm. 2019) emanan puntuales —y disfrutables— reflejos de sensualidad.

Para este creador pintar es su máxima prioridad, su mayor felicidad y su penitente preocupación, tal ha dicho. Su arte es complejo, definitivamente incitante. Cada obra es el resultado del estudio y la meditación previa, en cuya realización igualmente intervienen la improvisación y el ensayo, siempre bajo cánones estéticos bien definidos, como en Dos (acrílico sobre lienzo, 70x70cm. 2019).

Cuerpo. Acrílico sobre lienzo. 120 x 100 cm. 2019

En Cuerpo pueden disfrutarse de un conjunto de dibujos eminentemente cinéticos. El movimiento de sus figuras es ineludible en cada una de sus anécdotas pictóricas, que muchas veces hacen guiños al abstraccionismo, el surrealismo y el art pop, con evidentes manifestaciones del informalismo gestual, fundamentalmente marcado por su manera de pintar, por la impetuosa presencia de su personalidad en los proyectos, y por su interés en escudriñar asuntos relacionados con la existencia de sus semejantes.

El maestro García Peña ha dicho que su arte emana de la necesidad de amar y ser amado.

También dibujante y grabador, este artista goza de admiración popular. Sus creaciones “llegan” y conquistan la espiritualidad de distintas zonas de la población. De ahí que la apertura de sus exposiciones deviene verdadero festín: niños,  jóvenes, adultos, ancianos; estudiantes, obreros, intelectuales, artistas… todos convocados bajo la singular  y atrayente impronta del artífice.

Colecciones de importantes museos como el Nacional de Bellas Artes, de Cuba; de Arte Memorial América Latina, en Brasil; de Arte Moderno Miskolc, de Hungría; y de Arte Las Américas, en Nicaragua, atesoran piezas de su autoría.

García Peña ha dicho que su arte emana de la necesidad de amar y ser amado, lógica de vida que sin dudas le adjudica a toda su producción iconográfica un carácter especialmente lírico, capaz de encender, como pocos, nuestra espiritualidad.

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