Venezuela.– Aquella noche de domingo pudo ser trágica para María Elvira Santander, “ella vive conmigo y se sintió malísima. Empezó con una diarrea y muy rápido se descompensó y gracias a Dios –y a las revoluciones cubana y bolivariana, pienso sin decirlo– tenemos de vecinos a médicos cubanos”, cuenta ahora más tranquila Belkis Márquez, hija de María.
Ellas residen en la parroquia La Cruz, del municipio de Maturín, del Estado venezolano Monagas, y Belkis refiere: “Yo llamé y el doctor Núñez acudió muy rápido, la examinó y decidió que debíamos llevarla al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) y, bueno, nos venimos para acá y ya compensada el viernes le dieron el alta, estaba buenísima, con apetito y nos fuimos a la casa.
“Pero, continúa el relato, el domingo le dio vómitos y se puso peor, recayó y volví a llamar al doctor, la reconoció y dijo que tenía que ingresar de nuevo. Así lo hicimos y va recuperándose satisfactoriamente”, dice Belkis con la vista fija en Lourdes Abreu González, la enfermera intensivista que ha estado siempre presta a sus llamados.
Diagnóstico, tratamiento y recuperación
El doctor Yudier Pérez Yero, especialista en primer grado en terapia intensiva y emergencia, dice que la paciente María Elvira Santander, de 78 años de edad y antecedentes de insuficiencia cardiaca, llegó a la consulta el 10 de octubre después de un episodio diarreico agudo secundario, con un cuadro de deshidratación muy severa que desencadenó una arritmia.
Esos, entre otros síntomas asociados al padecimiento, requirieron medidas de emergencia, “la trasladamos a la unidad de cuidados intensivos, donde aplicamos el ABC de estos casos”, afirma el galeno y explica que las medidas generales incluyeron, entre otras, la canalización de vías periféricas y la toma de muestras para complementarios, y rápidamente la reposición volumétrica secundaria para restaurar el estado de hipoglucemia que tenía y acto seguido procurar la estabilidad de la arritmia, afección que desencadenaba la descompensación de la insuficiencia cardiaca.
Comenta que usaron medicamentos para contrarrestar un derrame pleural de mediano calibre que estaba comprometiendo la mecánica respiratoria de la paciente, pero “no requirió asistencia ventilatoria, aunque sí de medidas para restablecer esas funciones”.
Afirma satisfecho que después de una semana “ya vamos destetando los medicamentos de vía parietal y pasamos a los orales, porque hemos logrado desde el punto de vista clínico la estabilidad respiratoria y cardiovascular”.
Los cuidados intensivos, Cuba, Venezuela y el bloqueo
La recuperación de los pacientes es el mejor premio a los desvelos del personal médico y a gobiernos que respetan la salud como un derecho humano incuestionable y la despojan del carácter mercantilista que le da el capitalismo, lo que deviene garantía para las personas.
Eso han hecho –y siguen haciendo– Cuba y Venezuela con programas de atenciones gratuitas, incluidos en el Convenio Integral de Cooperación, que este 30 de octubre cumple su aniversario 19, pues ese día del año 2000 los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez estamparon sus rúbricas en un documento que devela sus ideas humanistas y proporciona bienestar al bravo pueblo venezolano en su estoica resistencia a la arremetida de los Estados Unidos.
Y, aunque el cruel bloqueo económico, comercial y financiero del imperialismo norteamericano contra las dos naciones es hoy el principal obstáculo para alcanzar los objetivos propuestos, los gobiernos de ambos países y los más de 20 mil colaboradores cubanos en la patria de Bolívar ratifican su voluntad de continuar colaborando en cualquier circunstancia, porque entienden la necesidad de la gente más humilde a estas prestaciones y defienden los principios solidarios que los animan.