Se podía cubrir el camino de rosas. Sobre flores podía haberse ido Alicia.
[custom_gallery source=»media: 183281,183282,183283,183284,183285,183286,183287,183288,183289,183290,183291,183292,183293″ limit=»13″ link=»lightbox» width=»750″ height=»460″ title=»always»][/custom_gallery]Las trajo su pueblo, que es mucho más que su público. Alicia Alonso nos pertenecía a todos, incluso a los que nunca han visto una función de ballet.
Ese cariño, esa admiración, ese orgullo se desbordaron el sábado. En el Gran Teatro que lleva su nombre y que fue su templo.
En las aceras, donde las personas se detenían a saludar el cortejo. En el cementerio de Colón, donde ahora reposa junto a sus más queridos familiares. En las palabras de despedida de su amigo, junto a su sepulcro, rodeado de un mar de gente emocionada.
Alicia emprendió su último viaje y dejó tras sí un perfume de lirios…