Fue una tarde-noche complicada. En medio de los primeros vientos del terrible tornado que azotó La Habana en enero pasado, Consuelo Baeza Martín, miembro del Secretariado Nacional de la CTC, y Nereyda López Labrada, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, visitaron a Alicia Alonso para rendirle un homenaje íntimo.
La compañía que ella fundó había ofrecido momentos antes un concierto en honor de la organización sindical. Ese día se le entregó el Sello Aniversario 80 de la CTC al Ballet Nacional de Cuba y al Gran Teatro de La Habana. Ella merecía también el tributo.
El saludo fue afectuoso, con sus manos hizo el gesto de un leve aplauso. Todos entendimos que aquel ademán encerraba el agradecimiento infinito por no olvidarla.
Alicia dijo una palabra y lo expresó todo: Heroína. Evocó así el momento en que le fue otorgado ese título por su excelencia, dedicación, compromiso y lealtad: Heroína del Trabajo de la República de Cuba.
Sus manos tocaron las rosas blancas que se le obsequiaron.
Alicia con pocas palabras manifestó su agradecimiento: “Gracias, los quiero, nos queremos…”.
Bastaron solo algunos minutos para saberla íntegra, inmensa y siempre nuestra.