Quizás uno de los últimos homenajes que se le realizó a la Prima Ballerina Absoluta del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, fue aquel encuentro en su propia casa, el 28 de enero pasado por dirigentes sindicales, en el aniversario 80 de la fundación de la CTC.
Fue una tarde-noche complicada. En medio de los primeros vientos del terrible tornado que azotó La Habana en enero pasado, Consuelo Baeza Martín, miembro del Secretariado Nacional de la CTC, y Nereyda Labrada, secretaria general del Sindicato de Cultura, visitaron a la artista para rendirle un homenaje íntimo.
La compañía que fundó había ofrecido momentos antes un concierto en honor de la organización en el Gran Teatro, ese día se le entregó el Sello Aniversario 80 de su fundación al Ballet Nacional de Cuba y al Gran Teatro de La Habana. Ella merecía también el tributo.
Alicia, esperaba a sus amigos de la CTC. El saludo fue afectuoso, con sus manos hizo el gesto de un leve aplauso. Todos entendimos que aquel ademán encerraba el agradecimiento infinito por no olvidarla. Sus manos eran suaves, a pesar de la ancianidad, en cada movimiento había algo de los grandes personajes que interpretó, acariciaban las nuestras, lo hacía con nobleza, como quien sabe que ha cumplido el deber, que ha sido una artista real y útil.
Alicia, dijo una palabra y lo expresó todo: Heroína. Recordó, sin duda, el momento en que le fue otorgado ese título por su excelencia, dedicación, compromiso y lealtad. Ese que siempre dijo, era el mayor reconocimiento que atesoraba: Heroína del Trabajo de la República de Cuba.
Sus manos tocaron las rosas blancas que se obsequiaron, esas inmortales de Martí, que seguro hoy en la tristeza y el dolor de su pérdida, estarán junto a su féretro. En aquellas y en las que llegarán desde hoy de todas partes del mundo está el reconocimiento a su historia personal, también cubana y universal.
Alicia con pocas palabras expresó su agradecimiento: “Gracias, los quiero, nos queremos…”. Bastaron solo algunos minutos para saberla íntegra, inmensa y siempre nuestra. Es que Alicia Alonso decidió cambiar al público élite del mundo para conquistar a un pueblo junto a su Revolución. De manera especial al visitarla la CTC le hizo, a la mujer leyenda, un merecido homenaje: íntimo, personal, sencillo y profundo.
Inmensa, grande, majestuosa, todo adjetivo suena profano, discordante y hasta pueril para describir a este inmenso genio de la danza clásica, nuestra Alicia Alonso. Ahora se halla disfrutando las bienaventuranzas del Olimpo en la compañía de Terpsícore y todas las Musas. ¡ Siempre vivirás en nuestros corazones, diva superba, prima ballerina assoluta !