Un significativo grupo de artistas cubanos se encuentran entre los nominados a los Latin Grammy 2019, cada año entregados por la Academia Latina de las Artes y las Ciencias de la Producción (Laras, por su siglas en inglés), cuya ceremonia se efectuará el próximo 14 de noviembre en el MGM Grand Garden Las Vegas, Estados Unidos.
“Participaré en la edición 20 del Latin Grammy gracias al apoyo de mi empresa Artex S.A. y mi discográfica Bis Music. Con anterioridad, en el año 2011, estuve en ese evento con la producción ejecutiva del disco El Son de Altura, de Adalberto Álvarez, nominado en esa misma categoría”, dijo la Máster en Ciencias de Realización Audiovisual en el Instituto Superior de Arte.
Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la Asociación de Comunicadores Sociales, Mayra comenzó en el mundo de la cultura muy joven, en 1984, como especialista de Promoción y Relaciones Públicas del Ballet Nacional de Cuba. Luego trabajó, en similar tarea, en el Conjunto Nacional de Espectáculos (1989-1995), etapa en la que fue fundadora del Centro Promotor del Humor. Tras desempeñarse en ese puesto durante los tres siguientes años en el teatro Karl Marx, en 1999 comenzó su carrera en Bis Music, donde se integró como experta en Marketing, Comunicación y Relaciones Públicas, hasta que en el 2003 ocupó su actual cargo.
Sobre su labor, señaló que siempre existen dificultades, “el asunto está en sortearlas, y lograr metas y propósitos. Eso hago, buscar soluciones, alcanzar objetivos, crear caminos para llegar a un fin. Es parte del desempeño de un productor que se respete, ya sea en la música o en cualquier otra vertiente del arte. Como creadora necesito realizar mis ideas, ponerlas en práctica, y hacerlas tangibles para después comunicarlas al público. Pero objetivamente se interponen muchos problemas entre la intención y su realización, entre estos los económicos, y también los no tangibles, como las mentalidades del ‘no’, es decir, los decisores que obstruyen nuestra gestión porque mayormente no entienden los proyectos. Contra eso tengo que luchar a diario”, dijo la igualmente acreedora de cerca de una decena de premios Cubadisco, en diferentes categorías —incluidos documentales—.
Mayra asegura que en Cuba “la producción de discos y su variante más contemporánea, los DVD, es impresionante. Su valor musical y estético es muy alto y cada vez se perfecciona más. Una vez que entramos en la era digital se abrieron las puertas tecnológicas a su favor. El país hace un esfuerzo enorme para mantener la producción discográfica y audiovisual. Se ha recobrado conciencia de la importancia de preservar el patrimonio musical, tan valioso y reconocido en el mundo entero. Pero falta tomar conciencia de que esta industria es un diamante en bruto, que debemos trabajar y pulir los detalles que la puedan convertir en un reglón sumamente rentable”.
La obra de Mayra ha estado representada en disímiles festivales —como el del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana—, ferias y eventos. “El mundo del disco —puntualizó— es complicado. Hay otro aspecto que impacta bastante en este sector, y es el relacionado con el entramado legal que regula las acciones propias y las derivadas de la producción fonográfica-audiovisual, así como la autoral. Un ejemplo: no todas las figuras vinculadas con estas producciones están reconocidas legalmente, y a la hora de conformar la nómina de pago es un problema, no solo económico, sino incluso social. Esto atenta contra el trabajo en general. Pudiéramos hablar de otros detalles que conspiran, pero puedo asegurarte que, parafraseando a Silvio Rodríguez, ‘a pesar de los pesares y como sea…’ la música cubana va”.