Este domingo 6 de octubre se cumplían 43 años de la sentencia que Eliecer Romero González hiciera a sus padres al conocer del atentado terrorista contra un avión cubano con 73 pasajeros a bordo, todos muertos: “Yo voy a ser como ellos”, dijo entonces el pequeño de apenas 9 años, y ahora aquel niño pronunciaba las palabras centrales en la sentida peregrinación en el cementerio de Colón, en recordación de las víctimas del crimen.
[carousel source=»media: 181617,181618,181619,181620,181621,181622,181623,181624,181625,181626,181627″ limit=»25″ link=»lightbox» width=»740″ height=»500″ items=»1″ title=»no» pages=»yes» autoplay=»5600″ speed=»1200″]Frente al Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en la necrópolis de Colón, donde reposan los restos de los hermanos caídos, Romero González, hoy capitán de Cubana de Aviación, resumió la rabia y el dolor que aún luego de más de cuatro décadas siente nuestro pueblo ante tamaña barbarie.
Y en la mente de todos, familiares, amigos, dirigentes del Partido y el Gobierno, el poema del Apóstol por el increíble crimen de la metrópoli española en noviembre de 1871 contra ocho estudiantes de Medicina en La Habana: ¡Cadáveres amados los que un día/ Ensueños fuisteis de la Patria mía…
Aquel fue un crimen contra la Cuba que, enfundada en viril machete, cabalgaba por desterrar el dolor del coloniaje. El de octubre de 1976 también fue una dentellada salvaje contra el pueblo todo.
El orador catalogó como infame y repulsivo que la justicia no haya podido caer sobre los autores intelectuales y materiales del terrible acto de terror, una atrocidad que no ha podido, ni podrá, dijo, arrancar una sola concesión al pueblo cubano.
Tras la peregrinación, encabezada por Luis Torres Iríbar, primer secretario del Partido en La Habana, y otros dirigentes, el orador —émulo de Wilfredo Pérez, quien comandaba la nave siniestrada en Barbados— recordó las 3 mil 478 víctimas mortales y 2 mil 99 incapacitados por el terrorismo contra la nación revolucionaria.
