Pudiera parecer una paradoja que con tantas empresas e institutos de investigación renombrados que existen en La Habana —sede de las actividades por el Día del Trabajador Agropecuario este 3 de octubre— se haya elegido a una unidad empresarial de base (UEB) productora de plantas medicinales para efectuar el acto central.
Su colectivo (59 trabajadores) tiene prestigio, seriedad y resultados productivos que la convierten en referencia para la agricultura.
Casi abrazando al Aeropuerto Internacional José Martí, en el Wajay, están las principales instalaciones de la UEB América Latina: cultivos semiprotegidos, a cielo abierto, y plantas de beneficio y secado, desde donde se entregan las plantas secas que luego nos hemos de tomar en medicamentos elaborados en los laboratorios farmacéuticos.
Y otros colectivos capitalinos también sienten suyo el mérito de ganar la sede. Ante la pregunta de Trabajadores, Yanisbell Sánchez Rodríguez, directora del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (Inifat) y diputada al Parlamento, respondió: “Somos parte del éxito; los aportes de la ciencia inciden en los resultados productivos de esta provincia; trabajamos para satisfacer las demandas de los agricultores, y pegados al surco”.
Y adelantó: “Ahora cambiamos la fiesta del Instituto, será el día 4 y no el 3 como estaba previsto, porque ese día estaremos en el acto nacional, junto a los investigadores y agricultores habaneros”.
Olores y verdores
Múltiples labores realizan los trabajadores de la UEB América Latina: preparación de tierras, cultivo y procesamiento de las plantas, además del acondicionamiento del recinto para el acto nacional.
Debajo de una malla que minimiza el impacto de los rayos solares, pero “eleva” la temperatura, un grupo de mujeres limpia los canteros sembrados de tilo. Odalys Amaro Gil usa un rastrillo para recoger la yerba recién cortada: hace siete años labora aquí, y le gusta la diversidad de plantas: tilo, caña santa, caléndula, orégano, romero, llantén, menta, hierba buena, manzanilla, salvia…
“Nosotras también las cosechamos, y en el horario vespertino nos incorporamos al trabajo en el beneficio y secado de las plantas, en la propia unidad. Pudiera decirse que somos multioficio, pues desarrollamos varios tipos de labor agrícola y otras quizás más industriales”, comentó y agregó que ganan según los resultados, casi todos los meses ella recibe alrededor de 2 mil pesos, a lo que suma la garantía de medios de protección y atención de la administración y del sindicato.
En otra casa, hay hombres subidos a lo más alto del techo poniendo las mallas, que no son lo ideal, porque realmente llevan nailon, si bien constituyen una alternativa para la protección de las plantaciones. El operador de un moderno tractor hace maniobras para entrar con su equipo a la casa contigua y roturar la tierra, que luego acomodarán en canteros para los sembrados.
Pierden color, pero mantienen propiedades
Las plantas medicinales se dan mejor en cultivos protegidos o semiprotegidos, pero no les pueden faltar ni la materia orgánica ni el agua, dijo Roidis Aranda, jefe de brigada. Muestra las plantaciones; hay trabajadores que prefieren unas plantas, otros el beneficio o el secado, “aunque a la hora de pegar halan parejo”, refirió.
Compruebo que todos no ganan lo mismo: Anobel Ramírez, quien lleva 27 años en la agricultura, y disfruta las labores en el tilo o el té de riñón, porque son más exigentes, devenga por primera vez entre 2 mil 600 y 3 mil pesos mensuales (para los indirectos el promedio es mil 500 pesos), aspecto que constituye estímulo para los trabajadores, y para la captación y permanencia de estos.
La sorpresa estaba por llegar. Un almacén, sin importancia aparente, cobija a los modernos secaderos, donde se colocan en bandejas las plantas, hojas o frutos, y con la energía que genera una batería de paneles solares se secan hasta el grado indicado.
“Cambian de color, mas no pierden sus propiedades”, asegura Roidis. “La industria farmacéutica hace las pruebas que asimismo avalan la calidad, imprescindible en la producción de los medicamentos que van a las farmacias como medicina verde”.
Eficiencia y producción
Inquieta y atareada anda Ana Lidia Ramos, directora de la UEB América Latina, con tantos preparativos sin parar la producción.
“Esta entidad, de la Empresa Agropecuaria Metropolitana, se destaca por la producción que es mucha, aunque parece poca, 26 toneladas de plantas medicinales, de 24 previstas hasta agosto.
“Trabajamos con el propósito de satisfacer la demanda de la industria. Cultivamos y procesamos las plantas, las nuestras y las que compramos a otras instituciones de la provincia; ahora estamos en mejores condiciones, pues se montaron dos secaderos de tecnología avanzada, que aumentan la capacidad y la calidad del secado.
“El secado solar ahorra energía eléctrica. Tenemos tres secadores; antes se consumía entre 25 mil-30 mil kW, y estamos bajando a 15 mil-12 mil kW, es decir, de 6 mil pesos que se pagaban, bajó a menos de 3 mil. Todavía la capacidad de secado es insuficiente para la demanda que tiene la Medicina Natural y Tradicional”.
¿Por qué La Habana?
Lázaro Bravo Rodríguez, miembro del Secretariado del Sindicato Nacional de Trabajadores Agropecuarios, Forestales y Tabacaleros, argumentó que en La Habana confluyen aspectos para ganar la sede por el 3 de octubre: destacada participación de las empresas e institutos en la recuperación tras los daños dejados por el tornado; crece la producción, sobrecumplen las exportaciones y sustituyen importaciones, garantizando productos agropecuarios a la red hotelera y a los mercados capitalinos.
Han dignificado los locales y la atención al hombre; los trabajadores tienen cultura agrotécnica, hay eficiencia en el uso de las tierras; consolidan el trabajo sindical; se revitaliza la agricultura urbana, suburbana y familiar, y avanza la aplicación de la ciencia y la técnica, teniendo como líderes los institutos de investigación.