El carrito o punto de venta es el de siempre. Pero, el vendedor no era el mismo en una de las últimas calurosas mañanas de septiembre. Aunque, el engaño al consumidor perdura día a día por parte de quien ofrece el servicio, de forma autorizada o ilegal, a las puertas del hospital Roberto Rodríguez, del municipio de Morón, en la provincia de Ciego de Ávila.
Le solicito tres granizados, dos de uva y uno de limón; le entrego 20.00 pesos y recibo 11.00. El vuelto era una de las pruebas de la violación del precio. Sin embargo, quedo a la espera de otra comprobación.
Enseguida un transeúnte pide uno de esos refrescantes con sabor a fresa. Le pregunto cuánto le costó y ofrece la callada como respuesta. No obstante, en el acto de la devolución del dinero restante confirmo de que no se expende a 2:00 pesos, tal como aparece en la lista de productos a precios topados, publicada en el periódico avileño Invasor, después de su aprobación en el Consejo de Administración Provincial.
Unos días antes, el cuentapropista habitual «complacía» la petición de algunos consumidores con un granizado a lo natural o desaborizado. Su preparación es muy sencilla: a un vaso desechable se le suministra hielo troceado o raspado y agua. El valor, sin añadirle sirope: «¡al mismo precio, mi tío, a 3.00 pesos!», respondía el expendedor.
Tal gesto de insensibilidad humana le enfría más el alma que el paladar a las personas que van a saciar la sed a la fuente de esos timadores porque no encuentran un bebedero con agua fría dentro del centro de salud, donde sí prolifera el despilfarro de agua. Llaves rotas en lavamanos y duchas malgastan el líquido en las salas de observaciones y terapia intermedia, por solo citar dos ejemplos.
Sin embargo, en contraste con ilegalidades, indisciplinas y otros demonios, sobresalía la solidaridad de profesionales como el especialista en angiología, el doctor Yoanki Gutiérrez Postigo, quien permanecía a deshora en la consulta hasta atender al último de sus pacientes.
Demorón ha sido en Morón el accionar de los inspectores y sus jefes para intervenir, no precisamente con técnicas quirúrgicas, la venta del granizado más caliente por su precio, el agua fría ausente y los salideros presentes en el hospital de la Ciudad del Gallo, una institución para defender la vida, no el abuso al consumidor ni el derroche del recurso agua, en tiempo de coyuntura energética nacional.