El mosquito del género Aedes pretende conseguir empleo seguro en una entidad avileña. Sabe el insecto que en sus almacenes y áreas productivas, circulan múltiples botellas de cristal, pomos plásticos y otros recipientes, en los cuales se envasan alimentos con destino al consumo de la población.
Las potencialidades son inmensas allí para la creación de insospechados criaderos, si tomamos en cuenta la producción bruta que superó los 26 millones 865 mil pesos, sinónimo de millones de litros envasados, al cierre de agosto pasado.
Sin embargo, el insecto no ha podido construir allí ningún tipo de criadero este año. “El enemigo no vuela ni pica aquí…”, afirma Caridad Carrera Martínez, secretaria general del Buró Sindical en la Empresa de Bebidas y Refrescos (EMBER), en la provincia de Ciego de Ávila.
“Para impedir que el vector prolifere y contagie a alguno de nuestros 652 trabajadores, contamos con las acciones de 19 brigadas de autocontrol focal, en nuestras ocho Unidades Empresariales de Base (UEB).
“Una de las medidas aplicadas es el chequeo sistemático, principalmente en el lavadero de la fábrica de refrescos, con vistas a evitar agua estancada. Además, prevenimos por todos los medios la presencia de botellas a la intemperie.
“Por cierto, a principios de año hicimos un estudio que nos posibilitó identificar 29 riesgos laborales. Luego confeccionamos el plan de prevención para el presente año, y del total de vulnerabilidades, nos quedan por solucionar 18 que dependen de financiamiento, pero ningunas de ellas representan un gran peligro para el personal”, subraya la también especialista en seguridad y salud del trabajo.
Brigada en acción
La madrugada ligeramente lluviosa del mismo día de la visita a la EMBER, propició la aparición de pequeños charcos sobre el pavimento. Allí estaban en acción, escobillones en mano, los miembros de la brigada de autocontrol focal, perteneciente a la oficina central de la empresa.
Iliana Guerrero Granados, jefa de dicha brigada y especialista de recursos humanos de la UEB de aseguramiento y servicios internos, explica que seis personas se dedican a revisar los puestos de trabajo en días alternos. “Si llueve, la inspección se realiza en cada jornada; también vamos a la cocina-comedor por ser un lugar donde se utiliza mucho el agua. Quiero reconocer el apoyo que nos brindan los compañeros de la campaña municipal antivectorial”.
“Todos los días revisamos las áreas verdes para prohibir la entrada a nuestro centro del caracol gigante africano, pues no se trata solo de esquivar las picadas del mosquito Aedes aegypti. La cisterna es revisada con sistematicidad y se le suministra cloro”, opina Mery Urbano Carnich, responsable de calidad y medio ambiente.
Para la joven sindicalista Mayelín Yince Romero, “la gestión con rigurosidad en la prevención ha posibilitado contar con un colectivo saludable. Ni mis compañeros ni yo hemos padecido de dengue u otra enfermedad”, ejemplificó.
La impecable higiene en el umbral de la EMBER le da la bienvenida a los visitantes. Tanto en el interior como en el exterior de sus locales se respira un ambiente sano. Si no fuera por esta fortaleza, no se expandiera un clima laboral saludable a sus entidades en Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, por ser una empresa de alcance territorial. La EMBER ubica a tres de sus unidades empresariales entre las más productivas y eficientes del país en el sector de la Industria Alimentaria: la UEB de ventas y transporte, del territorio avileño; la unidad de bebidas y hielo; y la fábrica de vinagre, ambas de la tierra del Yayabo.