Olvidada, conmovida y triste. Así convive con sus vecinos la temeraria del poblado de Velasco, del municipio de Primero de Enero, en Ciego de Ávila.
Vive afligida porque es tan alta, gorda, vieja y enferma, que la inercia le está multiplicando los achaques a sus 96 años de edad.
Tal vez los dolores más fuertes los comenzó a sentir en septiembre del 2017. El huracán Irma le arrancó parte de su «cabeza». Ahora le salen ampollas y grietas en el cuerpo. Afirman no pocos moradores que permanece apacible en apariencias porque resulta muy peligrosa.
El joven maestro oriundo del lugar, Obdiel Torres Guevara, expresó su preocupación por la salud de la susodicha, y las consecuencias que podrían derivarse de su estado crítico: «Cerca de ella hay varias casas; la de mi familia, por ejemplo, a unos 50 metros; también está aledaña una tienda recaudadora de divisas, un círculo infantil y la calle principal, entre otras instalaciones.
«Tengo referencia de que existe un proyecto para derrumbarla, recoger los escombros y dejar más bonito el entorno. Los velasqueños no queremos perderla para siempre. Sus alrededores pueden convertirse en un sitio del patrimonio azucarero, si se decide cortarla por lo sano y no demoler lo que puede servir para la enseñanza de la historia local…», subrayó el también historiador.
Lo cierto es que la solitaria chimenea del desaparecido central Velasco sigue mirando hacia las nubes, simula un absoluto silencio, pero en realidad pide a gritos una solución para dejar de ser la temeraria entre sus vecinos, en el hoy poblado de Pedro Ballester, del municipio avileño llamado Violeta o Primero de Enero.