Cuba no está paralizada. La certeza de esta frase, pronunciada por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, corrobora que los trabajadores y el pueblo, lidereados por su dirección político-administrativa, están como en la construcción, a pie de obra, hoy en el contexto de la coyuntura energética que vive el país.
En tal sentido, el mandatario ha convocado a ser ahorrativos, eficientes, creativos y solidarios. Un llamado a todos los protagonistas del desarrollo económico y social, en el cual es determinante el proceso inversionista que comienza a dar buenas noticias en el ámbito nacional, luego de largo tiempo de reiterados incumplimientos del plan anual.
No obstante, mucha mezcla falta por batir para sacar a flote las inversiones. No todo pasa en este empeño por la carencia de financiamiento o llegada tarde de los materiales. Los atrasos o inejecuciones se deben también a la falta de una atención integral a los hombres y mujeres con o sin cascos blancos.
Pero, antes de ir al meollo de los recursos humanos —interés principal de este comentario—, echemos un vistazo al problema en el panorama constructivo, que como «el dinosaurio», todavía ahí.
Varios asuntos han necesitado tanto concreto, al decir de las veces que se han fundido en informes y publicaciones en la prensa, entre las que clasifica como deficiencia grave el mal control del hormigón disponible. ¿Cuántas veces se ha hecho hincapié sobre la necesidad del óptimo uso de los recursos?
Una investigación publicada recientemente en el semanario avileño Invasor, revelaba la negación del Sí se pudo: no se realizan las inspecciones de calidad por parte del organismo superior; no están disponibles los medios de protección requeridos; no se cumplen las medidas de mitigación y monitoreos especificadas en la licencia ambiental; no realiza control de autor la entidad proyectista; no se realiza control técnico por parte del inversionista…
A propósito de ese primer actor en las inversiones, quien tiene asignadas múltiples responsabilidades, no está bien preparado ni dispone en todos los lugares con una consistente estructura logística. En dicha investigación periodística se afirma por parte de especialistas que más de un inversionista “olvida” solicitar los estudios ingeniero-geológicos del suelo y de otros elementos técnicos, como la calidad del árido para elaborar el hormigón, en unas ocasiones por ignorancia y en otras con vistas a ser austeros donde no debería ahorrarse.
Aunque Ciego de Ávila no es la excepción en todo esas “paredes” a las que le hace falta darle el fino, tomo como ejemplos más cercanos a las irregularidades acaecidas en mi provincia, donde no por casualidad el movimiento sindical realiza análisis más rigurosos sobre el tema en cuestión.
Por orientación del Secretariado Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba a todos sus Comités Provinciales, los principales cuadros del territorio avileño integraron 12 comisiones de trabajo. Tras visitar un grupo de obras, de un total de 148 en la fase de construcción civil, llegaron a la conclusión de que entre lo que más escasea se encuentra la falta de información a los trabajadores de la marcha de la obra.
El informe contentivo del resultado de las visitas da cuenta de qué falta concretar, desde los cimientos de las construcciones, la gestión por echarle más “cemento” a la compra de medios de protección, ropa y calzado, tarea a la que se le sigue cayendo el “repello”.
Por eso, el movimiento sindical cubano también se ajusta las botas y el cinturón en esta etapa coyuntural energética, porque, frente a la baja disponibilidad de combustible y las altísimas presiones imperiales, Cuba sigue a pie de obra.