Por Lianne Fonseca Diéguez, Ana Margarita González y Gabino Manguela Díaz
Antes de importar, hay que pensar en la industria cubana. La sustitución de importaciones es una prioridad. Ejecutar mejor los presupuestos. Además de los beneficios a la economía aporta empleos e incrementos del salario. Justamente se trata de eso: lograr productos de mayor complejidad y calidad en un país necesitado.
Aunque la estrategia está delineada, los dividendos tienen altas y bajas, como también los ha padecido la economía nacional, afectada por períodos de crisis, por un bloqueo que pretende asfixiarnos, y donde contrariamente no siempre se alcanza un mayor protagonismo de la sustitución de importaciones.
“Hay que retomar el ritmo logrado en la década de los ochenta, cuando la mayoría de los repuestos se hacían en el país”, enfatizó Arturo Rodríguez Font, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de Industrias (SNTI), y declaró que “la sustitución de importaciones es una prioridad para el sindicato, porque además de mejorar la economía, al dejar de erogar divisas para importar productos que se pueden hacer en Cuba, constituye una garantía de empleo, de mayor eficiencia y para el incremento del salario de acuerdo a los sistemas de pago que se están elaborando”.
Joya que ilumina
Cuando en 1981 el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, inauguró en Holguín la planta que hoy se nombra UEB fábrica de equipos e implementos agrícolas 26 de Julio, subrayó que la industria mecánica nacional recibía “una verdadera joya” y detalló los aportes que traería al país.
A la vuelta de 38 años, la entidad —perteneciente a la Empresa Mecánica Holguín— mantiene la valoración que le adjudicara Fidel, porque a pesar de los estragos causados por las carencias, su colectivo se las ingenia para diseñar, fabricar y comercializar maquinarias y piezas de probada eficacia para el desarrollo agrario.
Muestra irrefutable es la actual construcción de 10 transportadores autopropulsados (tolvas) de siete toneladas para la cosecha de arroz; equipos que por su porte y funcionamiento (sistema hidrostático), constituyen una novedad en Cuba.
Esas máquinas, diseñadas para sustituir importaciones, son el transporte intermedio entre las cosechadoras y los vehículos que esperan fuera de los cultivos, y ahorrarán tiempo, combustible e incrementarán la productividad, dijo el ingeniero Julio Gallego.
Arados de discos, multiarados, gradas, surcadores, cultivadores, niveladores y trilladoras de granos, son otros medios que conforman el catálogo de la UEB 26 de Julio, que en el año 2018 ejecutó ventas por más de 20 millones de pesos, y logró sobrecumplir el plan del 2019, lo cual, según Juan Carlos Pargas Palacio, su director, permitió que el salario medio al cierre de julio ascendiera a 870 pesos.
No obstante las limitaciones con las materias primas, la fábrica cumple los compromisos con la agricultura, principalmente en implementos agrícolas y repuestos; tienen el objetivo de incrementar la capacidad productiva con la puesta en práctica de iniciativas y el uso de los recursos en inventario, destacó.
Además, se proponen revitalizar la experiencia exportadora, que en los últimos años se ha circunscrito a Jamaica y Venezuela. Expuso Pargas que existen 32 posibles rubros y llevan a cabo una estrategia para insertarse mejor en el mercado internacional, con la búsqueda de alternativas para producir y vender renglones no tradicionales, sin dejar de ofertar los servicios de asistencia técnica.
Marjel Morales Gato, especialista comercial, indicó que lo más apremiante es que la entidad obtenga una licencia de exportación que le permita penetrar de forma expedita en los mercados foráneos. Ya preparan el expediente, que incluye estudios de factibilidad y mercados.
La planta tiene a su favor la calidad y profesionalidad con que opera su colectivo de 585 trabajadores, especialmente sus diseñadores, actualizados de las tendencias de la industria internacional.
El joven ingeniero mecánico Mauro Santiesteban Serrano asegura que los equipos de la fábrica tienen alta fiabilidad: están probados en suelos muy duros y perduran en el tiempo.
Otro punto favorable es el vínculo con la Universidad de Holguín, que posibilita la existencia de dos aulas anexas de Ingeniería Mecánica, desde donde conforman proyectos y buscan soluciones para problemas tecnológicos.
Inversiones tributan a la sustitución
La industria cubana promueve inversiones para suplir compras en el exterior. Alfredo López, titular del Ministerio de Industrias, dio a conocer que hasta el 2030 se prevé sustituir 500 millones de dólares en importaciones, para lo cual los planes del 2019 y 2020 contemplan la producción de insumos que ayuden a lograrlo.
Un ejemplo son las inversiones en la planta Sagua la Grande para la producción de cloro, hipoclorito de sodio y sosa cáustica, y posteriormente lo necesario para hacer ácido clorhídrico y cloro líquido, reseñó la prensa nacional.
Así mismo se proyecta la fabricación de detergente en polvo, fósforo, calzado y talabartería, sacos de polipropileno, puertas de madera con destino al turismo, empaques flexibles, formas continuas y pinturas, refiere la Agencia Cubana de Noticias.
Un informe del Ministerio de Industrias revela que para el 2019 aprobaron 48 renglones para la sustitución de importaciones, que representan un ahorro de más de 99 millones 79 mil dólares, y se identifican otros, teniendo en cuenta capacidades disponibles que están subutilizadas y los productos que importan las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial y organismos de la economía.
Sin embargo, expertos de varias ramas de la industria opinan que la falta de integración y consenso entre el mercado, la inversión tecnológica, los comercializadores y otros, así como la lentitud en la aprobación y ejecución de los procesos inversionistas condicionan pesados lastres para acelerar el ritmo que debería asumir la sustitución de importaciones.
Persiste la queja por parte de la industria de que el mercado no expone sus necesidades, y frecuentemente compra en el exterior renglones que podrían fabricarse en el país, incluso con igual o superior calidad y mejor correspondencia con el precio.
¿Dónde queda el sindicato?
Es significativa la trascendencia que el Sindicato de Trabajadores de Industrias brinda a la sustitución de importaciones, por lo que ha convertido ese tema en punto clave del debate en los colectivos en las conferencias provinciales previas a su Segunda Conferencia Nacional, y lo revitalizará en sus sesiones finales los días 12, 13 y 14 de este mes.
Arturo Rodríguez Font, reconoció que es mejor entregarle el dinero a la industria nacional y que esta produzca en el país, con lo cual, se generarían empleos entre otras cosas, y por tanto, se evitarían interrupciones laborales, procesos de disponibilidad y la fluctuación de trabajadores, por lo que han perdido más de 18 mil trabajadores en los últimos seis años.
“Hay que garantizar la calidad de todo cuanto se hace, porque hay competencia; si no se alcanza no hay sustitución de importaciones. Debemos pensar qué le damos al país para que se revierta en financiamientos que respalden programas productivos: las exportaciones. Los dirigentes sindicales tienen que capacitarse mejor sobre lo que representa este concepto para la industria nacional”.
Estrategia para más
La industria nacional experimenta una revitalización que puede ofrecer mejores dividendos. Hasta hace unos años la Empresa Mixta Suchel Camacho S.A. importaba las cajas de cartón para envasar sus productos. “Hoy las compramos en la industria cubana Compacto Caribe, y con eso el país sustituye importaciones”, manifestó Ana Salinas, jefa del área de perfumería.
Igual sucede con las fragancias y etiquetas fabricadas hoy por Suchel Fragancia y por el Grupo Empresarial de la Industria Ligera Adypel. El próximo año la envoltura para el jabón también será de producción nacional en Suchel Camacho, empresa con casi 30 años de experiencia en el mercado nacional con artículos para el aseo personal, los amenities, la cosmética y la perfumería.
Marilyn Maqueira Correa, presidenta de la empresa, comentó: “Tenemos una cartera de alrededor de 200 productos, e históricamente las principales materias primas y envases teníamos que adquirirlos en el exterior. Pero ya hoy la realidad es diferente.
“Al poseer tan amplia gama se ha multiplicado el esfuerzo del colectivo en aristas fundamentales, como la citada sustitución y el encadenamiento productivo con la industria nacional, donde obtenemos frutos importantes.
“De las fragancias y sabores se ocupa ahora Suchel Fragancia, los plegables y estuches están en manos de Durero Caribe, mientras Tecnoazúcar garantiza —siempre lo hizo— alcohol y sorbitol para los perfumes y la crema dental, aunque no logramos el nivel de sustitución de importaciones como está concebido desde nuestra fundación”, dijo.
Destacó que fabrican los amenities solicitados por los hoteles del país; “en las demás producciones podríamos satisfacer la demanda, pero los problemas financieros lo impiden, por eso lo imperioso de redireccionar en lo posible esas finanzas”.
Por otro lado, subrayó la directiva que en el mercado nacional existe variedad de marcas de desodorantes de diversa procedencia y una demanda de alrededor de 17 millones de unidades. “No obstante tener una capacidad anual de 30 millones, el plan del 2019 es de solo 10 millones de unidades”.
En la gestión de sustituir importaciones lo fundamental es garantizar la relación precio-calidad-oportunidad. Sobre ello la presidenta de Suchel Camacho S.A. acotó que su entidad trabaja el mercado a partir del estudio de la competencia. “Con las estadísticas de las importaciones calculamos lo que representa cada cosa que sustituimos. El objetivo supremo es el consumidor; estamos obligados a disminuir los almacenamientos excesivos de los compradores, de ahí la necesidad de que el sistema logístico funcione a la perfección hasta el último punto de venta.
“Tenemos la capacidad productiva y el personal calificado para lograr que cada eslabón opere con la mayor exactitud. La máxima de Suchel Camacho S.A. es dejar de importar y emplear ese dinero para producir en el país”, precisó finalmente.
Una estrategia que, en palabras del Presidente cubano Miguel Díaz- Canel Bermúdez, protege la industria nacional, nos da soberanía, seguridad, genera empleos, y potencia un capital humano de calidad altamente preparado… Que el producto cubano nos distinga.