A Más allá del límite, la telenovela cubana que concluye por Cubavisión, no le han faltado peripecias, tramas confluyentes, conflictos entre personajes, “dimes y diretes”… Ha habido novelería, como se supone que deba haber en un producto como este. Estamos ante un libreto que hace énfasis en la temática social (el rosario de temas es largo, muchos de ellos polémicos y de acuciante actualidad), pero que no olvida ejes cardinales del melodrama: los altibajos del amor, las relaciones sentimentales, la lucha de contrarios.
Ciertamente, el entramado pudiera resultar abrumador para el televidente menos asiduo, y ha faltado esa reiteración oportuna que le permitiría a cualquiera reconectarse rápidamente con las historias, aunque se hubiera perdido 10 capítulos. Eso habría que hacerlo con sutileza, pero habría que hacerlo: los recuentos son necesarios en series de largo aliento.
No obstante, Más allá del límite ha demostrado pulso y enjundia en sus planteamientos, y ha sido notable la evolución de las situaciones y sus protagonistas.
El principal problema de esta telenovela es el de casi siempre: el mediocre empaque de la puesta. Al dramatizado televisivo cubano le cuesta trascender los límites que la falta de recursos parece haberle impuesto. Cuando los ha traspasado —las pocas veces que lo ha hecho— ha sido a golpe de rigor, disciplina, imaginación, talento bien encauzado…
Los actuales esquemas de producción no ayudan, pero así habrá que seguir trabajando. Está demostrado que se puede alcanzar una mejor factura en todos los acápites (fotografía, iluminación, decorados, ambientación, diseño de presentaciones y cortinas, sonido…); es cuestión de redoblar empeños.
Cualquier capítulo de Más allá del límite es una sucesión de escenas concebidas de la manera más elemental. La frontalidad agobia, el escaso movimiento de los personajes y las cámaras que los siguen, el imperio de la palabra sobre la acción física (y que conste, la palabra es importante en una telenovela, pero siempre será mejor ver una acción que escucharla referida) son cuestiones que debieron solventarse en la puesta.
En momentos en que la televisión ha alcanzado altas cotas de calidad formal (y las producciones extranjeras que transmite la Televisión Cubana son ejemplo permanente), esta telenovela se ha conformado con ser apenas funcional.