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La sed de la pelota cubana

La 59 Serie Nacional no escapa del calor y la sed. El primero relacionado con las altas temperaturas del verano, el segundo muy ligado a lo sucedido en los pasados Juegos Panamericanos, donde se rubricó la peor actuación que se recuerde de nuestro béisbol no solo en citas continentales, sino en toda su historia. Y no se trata del sexto lugar, sino de cómo se lució ante cada rival.

 

Una imagen fatídica de los Juegos Panamericanos, Lázaro Blanco no pudo dominar a Colombia. Foto: Irene Pérez

Sin razón alguna para justificar el inicio de la campaña beisbolera en el penúltimo día de la justa multideportiva de Lima —nada hubiera cambiado ni se afectaba grandemente el calendario por empezar el 12 de agosto—, los ánimos de la afición y especialistas andan todavía esperando el análisis más fuerte y profundo de lo sucedido en tierra peruana, sobre todo porque se hizo la mejor preparación de los últimos 10 años, con dinero, partidos y topes incluidos.

En cualquier otra actividad de la vida cotidiana un desastre como el vivido por el equipo de pelota (entiéndase así por toda la huella negativa dejada, con un colofón inefable ante Dominicana) llevaría, al menos, la renuncia de sus directivos porque, aunque no batean ni pitchean ni fildean, son los máximos responsables ante la sociedad de lo ocurrido. Asumirlo con dignidad sería ético y revolucionario.

Desde hace mucho tiempo hay cambios que se piden y no llegan; hay métodos de entrenamiento y estudio de rivales que no logran encajar en las tendencias modernas y siguen repitiéndose. Por suerte, y casi una paradoja sociocultural, los estadios volvieron a animarse con los acordes de la actual Serie, motivados quizás por esa esperanza que es la última en perderse, y más cuando se trata de nuestro deporte nacional.

Hasta la fecha, muy temprana para sacar conclusiones, Camagüey ha dado la mejor cara —el imán del mentor Miguel Borroto influye— y Las Tunas, Pinar del Río, Santiago de Cuba y Sancti Spíritus han arrancado con la idea de mantenerse entre los punteros y no remontar luego diferencias.  Por supuesto, la defensa (103 errores en 46 juegos), un bateo inflado (284) y un alto promedio de carreras limpias (4,90) son alertas tempranas también.

El regreso de algunos nombres con experiencia en el béisbol profesional (Erisbel Arruebarruena, Leslie Anderson, Lisbán Correa, Carlos Juan Viera, entre otros) abre motivaciones al espectáculo, pero la sed de la pelota cubana es más que un título nacional.  Se acerca el Premier 12 y hoy mismo un avance a la segunda ronda parece quimérico. Hagamos que esta Serie sea entonces lo suficientemente atractiva, técnica y competitivamente, para al menos volver a recuperar los sueños. Si acaso quedan sueños.

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