Más que el recinto para el adiestramiento de los alumnos de tiro con pistola, la sala parece un museo de reliquias en uso. Todas y cada una de las armas y aditamentos confeccionados por los profesores Ángel Divier Fernández y Abdel Rosales guarda además de premios y reconocimiento en foros locales y nacionales de ciencia y técnica, una historia y lauros muy particulares.
El compensador de fuego que representó a la provincia en la VII Convención Internacional de Actividad Física y Deportes (Afide) 2017, utilizado en las Olimpíadas de Río de Janeiro por el guantanamero y tercer oro de Cuba en los Panamericanos de Lima 2019, Jorge Grau Potrillé, es uno de ellos.
Gafas con laterales, y tapa ojos; adaptaciones de fusil IJ38 a pistola de perle y un recuperador de esa munición para poder emplearla hasta 10 veces; empuñaduras y botas de calzado, y hasta cachas para el tiro que ofrecen mayor grado de inclinación de la muñeca en función de la efectividad del disparo forman parte del espacio interior al que asisten unos 17 atletas de la disciplina, entre hembras y varones.
El profesor Ángel Divier, quien lleva más de 25 años dedicados al deporte, excapitán del equipo Cuba en la modalidad de pistola, y excolaborador internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela, donde fungió como preparador de la selección nacional de ese país hermano, ahora como instructor y modelador de muchas inventivas a favor del desarrollo de la disciplina en el país sobre los planes de enseñanza a partir de los desafíos impuestos por un cerco de más de seis décadas, me comenta:
“Diferentes medios deportivos se encarecen producto del bloqueo del Gobierno de Estados Unidos a Cuba, los alumnos captados para la EIDE se comprueban y entrenan mediante estas, y gracias a ellas podemos medir los resultados para una mejor captación.
Cada curso escolar nuestros alumnos deberían gastar en su conjunto entre 51 mil y 81 mil euros, por concepto de implementos deportivos de ahí el impacto de estas iniciativas para continuar el desarrollo del tiro con pistola en Cuba y el ahorro considerable a la economía.
“En el país se han tenido que suspender muchas competencias escolares y juveniles por falta de municiones 5.6 milímetros y solo se convocan fusiles perles a 10 metros, por tanto no hay opciones para los atletas de pistola. A pesar de ello Guantánamo es fuerte en la disciplina: tenemos a Jorge Grau Potrillé, que entrenó con muchos de estos implementos y hemos aportado unos 15 atletas al equipo nacional.
“Vivimos tiempos muy difíciles como la escasez de las municiones 5.6 milímetros que afectaron directamente el proceso de entrenamiento de tiradores a nivel nacional y costó la participación de equipos de pistola a los juegos escolares y juveniles nacionales correspondientes al curso escolar 2015-2016; sin embargo se han obtenido medallas de oro en los juegos nacionales de la categoría escolar-juvenil para la provincia y creemos en la potencialidad y desarrollo del tiro cubano a partir de estas alternativas”.
Sobre el compensador, eficaz imitación de los que hoy cuestan alrededor de 250 euros en el mercado mundial, el profesor también argumentó:
“Es un medio deportivo que se le acopla a la parte delantera de la pistola libre de fabricación rusa del 70 que cuenta con muchos años de explotación.
Se trata de un compensador que mide entre 10 y 12 cm y tiene orificios laterales. Su trabajo empieza cuando el proyectil sale de la boca del cañón, continúa por dentro de dicho compensador y este evita la dispersión de los gases, y así ayuda a que el arma se mantenga más estática, firme y garantice efectividad al tiro”.
A su lado también me describe la conversión de un fusil IJ38 a pistola. La iniciativa debutó hace aproximadamente cinco años y ya se han confeccionado tres en el país, de las cuales todas están en Guantánamo. Conservan el mecanismo interno, acortando el cañón y se acopla a un recorte de madera en roble; pesa lo mismo que su antecesora (2 kg) con la novedad de posibilitar una mayor inclinación de la muñeca, propiciando las condiciones y requerimientos del tiro adecuado.
Al llamar mi atención la caja recuperadora, Ángel Divier explica seguro que: una caja de perles contiene 50 municiones de 5.6 milímetros y cuesta 30 euros en el mercado internacional, por ello la sustantiva aportación de la iniciativa consiste en la incorporación de un recuperador elaborado con materiales reciclables como cartón y nylon de desecho, que posibilita disparar el mismo perle recuperado varias veces, sin disminuir su efecto en el blanco.
“Hay que decir que este deporte tiene una plataforma de entrenamiento muy costosa, que se mueve a la par del desarrollo de las tecnologías. Solo para que se tenga un ejemplo: una pistola de perle en el mercado internacional cuesta entre 1 600 y 1 800 euros y un atleta cubano debe efectuar entre 5 000 y 8 000 tiros reales cada curso escolar de manera moderada, lo equivalente a gastar entre 3 000 y 4 800 euros solo en municiones 5.6 mm por atleta cada año, por tanto reciclar los que tenemos es muy importante”.
Las empuñaduras anatómicas por su parte, que datan de 1958 aparecen aquí renovadas con el uso de la madera, confeccionadas con un ángulo de inclinación de la muñeca que mejora la agrupación de los disparos y evita errores lejos del centro de impacto.
Botas de calzado para tiradores —cuyo valor en el mercado internacional está alrededor de los 200 euros—, cachas para el tiro —que ofrecen mayor grado de inclinación de la muñeca en función de la efectividad del disparo— hacen pensar en el esfuerzo sin precedentes que se acomete a diario desde aquí para tirar al éxito.
Mientras los deportistas foráneos tienen armas modernas y de última generación con las que entrenarse, tiradores y pistoleros cubanos en batalla creciente contra las carencias describen el tesón del vencedor.