Los pronósticos de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) continúan mostrando un panorama sombrío para la región, encadenada a los vaivenes de la economía mundial.
Lo asegura el más reciente informe de la Cepal, divulgado desde su sede en Santiago de Chile por la secretaria general, Alicia Bárcena, en línea con las predicciones del Fondo Monetario Internacional que le atribuían al continente apenas 0.6 % de crecimiento.
Para la Cepal, el Producto Interno Bruto regional apenas escalará en 0.5 % de la mano del estudio donde 15 de los 20 países analizados ven recortados su futuro económico, entre otras causas por el “deterioro generalizado de las economías regionales”.
De cumplirse tales augurios, Latinoamérica y el Caribe apenas avanzarían la mitad de lo conseguido en el 2018.
En este resultado el organismo de Naciones Unidas señala mal desempeño de las inversiones y las exportaciones, aparejados a la restricción del gasto público.
Caída del consumo privado y baja productividad se dan la mano para justificar la baja tasa de crecimiento regional, en la mayor parte de los países estancada y en algunos con números rojos.
En este último renglón se encuentra Argentina, sumida en una grave coyuntura económica que comenzó con la corrida cambiaria en abril del 2018. En lo que va de año el peso se ha depreciado 13.5 %, tras caer 51 % el año pasado.
El PIB argentino decreció 2.5 % en el 2018 y el Gobierno de Mauricio Macri acordó un impopular crédito de nada menos que 56 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando el país había dado por terminada su negativa relación con ese ente financiero.
Hay que recordar que en el 2006 el presidente Néstor Kirchner canceló 9 mil 600 millones de dólares al Fondo y suspendió sus relaciones con ese organismo, que dejó de realizar visitas e informes sobre el estado económico del país sureño.
Otro país con mal pronóstico es Venezuela, sometida a una brutal agresión por parte de Estados Unidos y gobiernos acólitos, que incluye guerra y cerco económico, congelación de fondos y otras acciones para buscar la asfixia y provocar un estallido social en la patria de Bolívar.
Para Brasil, uno de los motores latinoamericanos, la Cepal depara apenas 0.8 % de expansión, una cifra bien alejada de los números que durante la campaña electoral ofreció Jair Bolsonaro, quien prometió un milagro económico en su país con solo llegar a la presidencia.
Lo cierto es que Brasil está al borde de la recesión técnica, mientras que para México se espera que la economía crezca en un porciento, apenas la mitad de lo sucedido el pasado año.
En este panorama otro que empeora es el mercado laboral que verá aumentado su abultado sector informal, léase millones de personas carentes de servicios sociales básicos.
También se prevé que crezca el desempleo, en particular el urbano, para llegar al 9.3 % de la población económicamente activa.
Y en Cuba —donde crece el sector no estatal de la economía, las prestaciones sociales están aseguradas para toda la población, a despecho de las restricciones del creciente y brutal bloqueo económico, comercial y financiero que ejerce Estados Unidos desde hace seis décadas— el Gobierno decidió un sustancial incremento salarial para más de 2,7 millones de empleados públicos y pensionados.
En la Mayor de las Antillas la economía creció 2.2 % en el 2018, cifra modesta pero superior a la media regional y a los pronósticos oficiales para el primer semestre del año. Ello ocurre en medio del cerco financiero de Estados Unidos y de la persecución de los embarques de combustibles denunciados por el Presidente Miguel Díaz-Canel el pasado 26 de julio en ocasión de celebrase en Bayamo el Día de la Rebeldía Nacional.