Lima.-El boxeo cubano se metió este martes en un bolsillo las semifinales de los XVIII Juegos Panamericanos Lima 2019, luego de abrumar a nueve de los diez contrincantes que se atrevieron a desafiar a una selección repleta de talento y conquistas.
La ruta feliz la inició en los 52 kilogramos Yosbany Veitía, quien superó sin grandes contratiempos el boricua Yankiel Rivera. Sus armas, velocidad y efectivos ataques donde el jab fue la llave del feliz camino.
En los 60 kilos Lázaro Álvarez luchó contra la grada. Retó al local Leodan Pezo y lo neutralizó con facilidad. Otra vez su mejor esgrima sobre el ring fue un examen insuperable para un rival valiente.
“Estoy habituado a combatir en escenarios adversos. Solo me concentré en mi estilo de pelea y así evitar cualquier duda. Vine acá en busca del oro. En la final lucharé, es mi objetivo. Que Cuba espere lo mejor”, enfatizó el tres veces titular mundial.
Roniel Iglesias es siempre fiel a su estilo. A veces incomprendido, pero casi siempre fiable y exitoso. En los 69 kilogramos probó la armadura del estadounidense Delante Johnson, con argumentos, pero sin el arsenal del criollo.
“Fue una buena pelea. Nunca nos habíamos enfrentado, sabía que ganó el clasificatorio continental en Nicaragua, sin embargo no pudo resaltar. Me he preparado para el título, es la meta”, expresó el campeón olímpico de Londres 2012.
Los 81 kilos son el reino de Julio César la Cruz, tener los premios más valiosos en esa categoría acuñan lo anterior. En Lima el venezolano Rachid Korbaj salió dispuesto a conquistar ese dominio. Infructuoso desafío. El estilo del nuestro guste o no garantiza buena cosecha.
“Logré una buena victoria. Se la dedico a mi madre, a mis hijas y a Camagüey. Ahora a buscar mi tercera corona panamericana. Vinimos a buscar todos los triunfos, que es el objetivo trazado”.
Erislandy Savón llegó a la capital peruana con un sueño claro, llevarse la corona de los 91 kg. En la fecha precedente cantó victoria cómodamente. Este martes sudó más que esfuerzos para dominar al brasileño Abner Texeira.
“Soy un boxeador que trabaja las tres distancias. Dominé las acciones, el árbitro me hizo un conteo innecesario. Solo permanecí enfocado en lo estudiado y aceleré en el último round. Vinimos a demostrar la calidad que tenemos, eso es seguro”, sentenció el medallista de oro en la cita planetaria de 2017.
Polémica en la grada provocó el encontronazo de más de 91 kg entre el estadounidense Richard Torrez y Dainier Peró. El antillano controló los dos primeros asaltos. El segundo ligeramente, pero en el tercero el norteño le puso pólvora al asunto y dinamitó la trama, que por veredicto dividido nos favoreció.
“Siento una gran alegría, es mi primera competencia con el equipo mayor. Me resultó muy difícil, pero gané que era lo que esperaban todos. El salió con el objetivo de atacarme por el tronco, lo logró un poco, pero no como para superarme”, dijo el talentoso joven.
En el cartel de la noche llegó la única cicatriz cuando Damián Arce de los 49 kg cedió contra el puertorriqueño Oscar Collazo, un zurdo con buenos movimientos, que neutralizó a ratos el boxeo impetuoso del nuestro.
“Se movió bien, fue inteligente. No peleé como en otras ocasiones, me desesperé y ahí fallé. Debo trabajar en la pausa y en no desesperarme, así mejoraré mi ritmo de pelea, expresó el muchacho visiblemente dolido.
El ramalazo lo hizo olvidar en los 56 kg Osvel Caballero, que le dio un recital al espigado dominicano Miguel de la Cruz. “Me siento satisfecho, y doy gracias a todos los que confiaron en mí. Cumplí en plan táctico trazado, frente a un rival tan alto es importante. Ahora a esperar la final donde hay que buscar el oro”.
Enfrentar a Andy Cruz es como intentar escalar una alta montaña. Fatiga y vence la empresa con una frescura que invita a la reverencia. Sino que le pregunten a su víctima de los 64 kg Conrad Ryan de Antigua.
“Llevo el año entero preparándome para este momento. El adversario tenía más alcance lo había visto, así que salí a neutralizarlo. Mi rival de la final será complicado, pero estoy listo”, afirmó el mandamás de Toronto 2015.
A la contienda le puso el cuño en los 75 kilos Arlen López. Sus ganchos y swines no inclinaron la resistencia del nica José Espino. Asimismo provocaron la admiración de graderío. ¿Buena noticia para lo que queda?
“Di un paso más, el nicaragüense se preparó bien en la distancia media y corta. Hubo momentos en los que bajé el ritmo no por confianza, sino para ver como reaccionaba. El hizo lo suyo, trabajé en mi serie de golpes y logré una victoria limpia”, sentenció el soberano de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
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