Lima.- Un buche de café colombiano amargo y bien temprano en la semana nos reservó el béisbol de estos XVIII Juegos Panamericanos, tras consumarse una histórica victoria de Colombia sobre Cuba (6-1) en la que otra vez los bates antillanos lucieron muy fríos (apenas cinco hits) y el pitcheo abridor de Lázaro Blanco no pudo sostenerse más allá del tercer capítulo.
Par de cuadrangulares a la cuenta de Christian Correa y Efraín Contreras en el inning que saltó del box el granmense hubieran bastado para definir el choque, en tanto la labor del derecho José Calero (6,1 entradas, con cuatro ponches y un solitario boleto) y del resto de los relevistas fue indescifrable para los nuestros, que ahora la tienen bien complicada para lograr avanzar en su Grupo, pues le queda jugar este martes con el campeón vigente, Canadá, en tanto finalizarán el miércoles con el débil Argentina.
Sin embargo, la clave de este revés -uno más en la larga lista de los últimos años del béisbol nacional, plata en los Centrocaribes del 2018 y dos bronces a nivel panamericano 2011 y 2015- no estriba, como quizás atribuyan algunos, a la nómina profesional del equipo cafetero ni tampoco en su pitcheo eficiente, pues eso lo conocíamos y debíamos tenerlo estudiado con antelación y sin cortapisas, por mucho que las estadísticas dijeran que jamás Colombia había superado a Cuba en Juegos Panamericanos.
Lo urgente a resolver en la capital peruana, lo que pide a gritos un triunfo, es la animosidad de los bates, la versatilidad para producir carreras y aperturas desde el box con más confianza. Hoy tenemos talentos jóvenes en la alineación, jugadores profesionales con notables números en ligas remuneradas y un mentor con conocimiento y carisma, pero eso no alcanza ni es directamente proporcional a victorias en el béisbol.
Contra Canadá, el siguiente examen de este martes, el triunfo debe ser por amplio marcador (al menos con diferencia de seis) para aspirar a que una presumible victoria de los norteños luego sobre los colombianos en el partido del cierre clasificatorio obligue a acudir a la fórmula del TQB y contar entonces con número positivos que nos favorezca el cupo.
¿Habrá cambios en la alineación abridora por Cuba? ¿Será el zurdo Yoennis Yera capaz de lanzar con aplomo, efectividad y bomba un partido clave que casi significa el todo o nada? ¿Volverá a aflorar cierta indisciplina en el cajón de bateo como apreciamos de Yosvani Alarcón la víspera, tras hacerle swing en 3-0? ¿Habrá que reserva lanzadores como se hizo inexplicablemente con Vladimir García, a quien se extrajo del montículo cuando dominaba el encuentro y preservaba la diferencia mínima?
Anglada fue sincero y franco al terminar el desafío. “Esta derrota ha complicado mucho las cosas. No esperábamos esto ante Colombia, pero lo que toca ahora es ganar y ganar, batear y batear, no hay otra”. Esperemos