Las fiestas populares más afamadas de la ciudad santiaguera: el carnaval, declarado patrimonio cultural de la nación, ya toca a las puertas y los organizadores aceleran los preparativos para que del 21 al 27 del presente julio todo sea alegría y lucimiento al ritmo del llamado Rumbón Mayor.
Cerca de medio centenar de áreas, diseminadas por barrios y repartos santiagueros, viven por estos días bajo el ajetreo de trabajo de quienes arman tarimas para la actuación de las orquestas, kioscos para la venta de bebidas y alimentos, tótems para el embellecimientos de las arterias carnavalescas, palcos y gradas para que el público disfrute del pasacalles de congas, comparsas, carrozas, paseos, entre otras agrupaciones que hacen sus evoluciones artísticas.
Días antes del Rumbón Mayor Santiago de Cuba “calienta motores” con el desarrollo de sendos carnavales: el acuático, los días 13 y 15, y el infantil, del 15 al 20 de julio.
El primero acontece en la bahía santiaguera cuando embarcaciones grandes, medianas y pequeñas, con representantes de diversos sectores sociales a bordo, compiten por el premio a las mejor engalanadas.
El carnaval infantil, por su parte, deviene muestrario de cómo la más joven generación lleva consigo el espíritu de ese festejo popular, con la organización de congas, comparsas y paseos integrados por niñas, niños, adolescentes y jóvenes, quienes evolucionan frente al público y el jurado que evalúa su desempeño.
A la postre son varios días de ambiente festivo que lugareños y visitantes disfrutan hasta el paroxismo en una ciudad que se precia de ser tan heroica, rebelde y hospitalaria como alegre y bulliciosa.
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