Cuba sigue aquí, pese a las presiones del gobierno estadounidense, buscando fórmulas que le permitan avanzar en medio de las dificultades, porque no vamos a renunciar a tener un socialismo próspero y sostenible.
Esa es la mala noticia que la Patria de Martí le ha dado a Trump. Tal vez al enterarse haya puesto mala cara, o saltado de rabia o simplemente siguió elucubrando nuevas medidas para asfixiarnos.
Pero lo que él no ha entendido y quizás nunca pueda entender es que si algo aprendimos los cubanos de nuestros próceres independentistas, de Martí, de Fidel, es que los problemas por complejos que sean, ni la adversidad ni los aparentes fracasos han sido nunca un obstáculo para luchar por alcanzar nuestras aspiraciones.
Así le ocurrió al Apóstol cuando el desastre de La Fernandina: cuando parecía que la gesta emancipadora no iba a poder llevarse a cabo por falta de recursos al ser incautadas las embarcaciones y los alijos de armas reunidos con tanto esfuerzo y sacrificios, el Apóstol se mantuvo firme y les dijo a los jefes que había que llegar a la patria a toda costa “en una cáscara de nuez, o en un Leviatán”. Y nada pudo evitar que arribaran a tierra cubana para encabezar el estallido independentista.
Las armas se las arrebatarían al enemigo, como lo hizo Fidel, quien al igual que Céspedes no se desanimó cuando quedó solo con un puñado de hombres. Fue el germen de un ejército que se nutrió del pueblo y conquistó la victoria contra una fuerza militar numerosa, equipada y entrenada por Estados Unidos, que resultó un sostén inútil del sátrapa que, ante el empuje revolucionario, falló en su tarea de defender los intereses yanquis en esta tierra.
El período especial puso a prueba la fortaleza del primer estado socialista de este hemisferio, que resistió a pie firme cuando muchos se desmoronaron, y hoy cuando se recrudece el bloqueo y nos amenazan con una ley que pretende retornar al país al dominio del Norte, hemos demostrado al mundo que somos capaces de soñar y de continuar poniendo en práctica medidas de beneficio popular, que como subrayó el Presidente cubano no tienen nada de populistas, sino le hacen justicia a un sector en el cual se defienden las conquistas de la Revolución y que brinda importantes servicios públicos.
Y ante cada paso que demos de ahora y hacia el porvenir, tendremos como divisa las palabras de Fidel en el VII Congreso del Partido: Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida.
Esa es otra noticia, pero de carácter permanente, para que el señor Trump no se haga ilusiones.
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