La sustitución de importaciones tiene en el quehacer del Centro de Ingeniería e Investigaciones Químicas (CIIQ) un puntal de insustituible valor. Lo demuestra la materialización de proyectos de probada utilidad y repercusión en el encadenamiento productivo con sectores estratégicos de la economía.
Acompaña a lo anterior haber logrado el ciclo cerrado Investigación-Desarrollo-Innovación, valiosa credencial que, junto a su capital humano, ostenta este colectivo sede del acto nacional por el Día del Trabajador Químico, este primero de julio.
La licenciada Bárbara Soto Santiesteban, directora de la unidad empresarial de base Investigaciones, de la entidad ubicada en el capitalino municipio del Cerro, refiere que uno de los logros más recientes es la obtención del fertilizante líquido CBFERT. Lo caracteriza como “un producto más amigable con el medio ambiente; contiene cianobacterias que aportan vitaminas y aminoácidos asimilables por las plantas. Puede emplearse a través de sistemas de fertirriego, motomochilas y máquinas de riego de pivote central”, explicó.
Ideado por la ingeniera e investigadora auxiliar Carmen Rodríguez Acosta, está validado en pastos, maíz, frijoles, papas y hortalizas en condiciones de organopónicos, tomate, acelga, lechuga, pepinos, pimientos, guayaba enana, melón y plantas ornamentales.
Así lo corrobora el aval de centros científicos como los institutos de investigaciones Liliana Dimitrova, de Suelos, de Granos, de la Agricultura Tropical, Frutícola, la Estación Experimental de Pastos y Forrajes en Indio Hatuey, de Matanzas, y Cooperativas de Créditos y Servicios de los municipios del Cotorro y La Lisa.
Los resultados mostraron cualidades comparables a sus similares de importación, entre ellos el Bayfolan Forte. “Iniciamos entonces la producción y comercialización, además de obtener la patente, registrarlo e insertarnos en un proyecto financiado por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), dirigido a mejorar la infraestructura y la tecnología de la planta existente en el CIIQ e incrementar su capacidad actual”, señaló.
“Este año —dijo— tenemos un plan de 200 mil litros y para el 2020 nos comprometimos a alcanzar el doble a partir de la demanda del Ministerio de la Agricultura y disponer del equipamiento requerido”.
Al frente de la pequeña planta piloto para la fabricación y envase del CBFERT está su jefe de brigada Wilfredo Evans Rodríguez. “Aquí laboramos tres trabajadores, pero siempre que sea necesario recibimos apoyo del personal de otras áreas para agilizar el proceso productivo”, destacó.
La participación en las inversiones de la planta de fertilizantes NPK, en Cienfuegos, y en las modificaciones al proyecto de reconversión tecnológica de la nueva instalación de cloro sosa en la industria electroquímica de Sagua, la obtención de formulaciones que sustituyen importaciones para producir plaguicidas en la empresa Juan Luis Rodríguez, de Artemisa, y la utilización del residual de las plantas de acetileno a fin de diversificar las materias primas de procedencia nacional para pinturas, dan una medida de la contribución del CIIQ a la economía nacional.
Jesús Gibert Laureiro es el secretario general del buró sindical. “Nuestro centro fue fundado en 1998 y durante 20 años ha ratificado la condición de Vanguardia Nacional en 12 ocasiones, además de alcanzar otros reconocimientos otorgados por la Central de Trabajadores de Cuba y el Sindicato de Industrias”, apuntó.
En su opinión, “el sentido de pertenencia y el compromiso con el país constituyen la premisa cardinal que enarbolan los trabajadores del CIIQ. Esa ha sido la clave”, enfatizó.