Hay algo mágico, innovador y bienhechor que prolifera bajo la égida de Ceballos. No importa si es una empresa citrícola o agroindustrial; si cambian las estructuras, si llueve o hay una intensa sequía; de su tierra emanan abundantes cosechas de gran demanda en el mercado nacional, que se abren al internacional.
Asentada en las productivas llanuras de Ciego de Ávila, con acuíferos que calman la sed de la tierra y alimentan las plantas, la Empresa Agroindustrial Ceballos ha diversificado sus producciones y asumido novedosos conceptos para mitigar los efectos de los cambios climáticos tratando de hacer una agricultura inteligente.
La piña escaló el trono con el híbrido MD-2 (traído de Costa Rica en el año 2009), que se ha apoderado del mercado mundial, siendo la segunda fruta más vendida después del banano; aunque en esta región aún tiene gran demanda la variedad española roja, tradicional cultivo de nuestro país.
El combinado industrial, totalmente modernizado, transforma los productos agrícolas en una diversidad de pastas, salsas, jugos, dulces y encurtidos que están en la preferencia de todos y son reconocidos por la marca DCballos.
Artífices del suelo
Julián Goris Aguilera lleva 27 años sembrando piña; asombra la destreza de sus manos, esas que han podido plantar hasta 15 mil hijos en una jornada. “Es una labor muy fuerte, encorvado sobre el surco y todo el tiempo bajo el sol o la lluvia; no hay una sombra y la casa de descanso está lejos porque es un campo muy grande.
“Lo que más me gusta es sembrar piña; estamos vinculados a los resultados (he llegado a ganar hasta 5 mil pesos mensuales) y algunas veces trabajamos en la cosecha, en el cultivo, yo me enamoré de este oficio desde que vine la primera vez a visitar a mi padre a Ciego de Ávila; comencé ayudándolo, venía de Palma Soriano, donde el trabajo era escaso y bajos los salarios”.
Atravesando la llanura cambia el paisaje; las plantaciones de mango y guayaba son el aviso de que estás en la unidad empresarial de base (UEB) de Frutales. La tecnología y las condiciones de trabajo respaldan los altos rendimientos de los cultivos y la productividad de los hombres.
El técnico Onel Ramos Hidalgo es jefe de la finca La Charca, donde 56 trabajadores cultivan 124 hectáreas de mango y guayaba. “Lo que más nos golpea es la falta de envases”, comenta sentado a la entrada del inmueble que construyeron para almorzar y descansar, y que se confunde con una vivienda. “La concebimos así, para tener comodidades y coger fresco cuando salimos del campo.
“Hay que buscarles contenido de trabajo a los obreros (vinculados al área) para hacer cosechas todo el año y respaldar salarios que superan los mil 250 pesos mensuales”, dijo Onel, quien reconoció la atención que reciben de la empresa, así como la garantía de medios de trabajo y de protección. “De aquí no se va nadie y hay muchos que quieren venir a trabajar en La Charca”.
Las certificaciones
Cada obrero o directivo de las UEB convierte las entrevistas en clases magistrales, imposibles de publicar en tan poco espacio; sin embargo, resalta el tema de las certificaciones, para las cuales se preparan muy bien en Ceballos.
Reinaldo de Ávila Guerra, director de la UEB Producción de Piña, explicó que para exportar esa fruta “tuvimos que certificarla por las normas internacionales, en nuestro caso por el protocolo Global GAP, de Buenas Prácticas Agrícolas, de una firma alemana, y hay que ratificarlas anualmente.
“Para ello hay que cumplir parámetros como mejoría del suelo, la protección del trabajador. No tenemos posibilidades de rotar el suelo porque este es el ideal, por las condiciones de ph; lo que hacemos es sembrarle abonos verdes e incorporárselos, junto a la materia orgánica, cachaza y humus de lombriz, que le devuelven la vitalidad”.
Wilber Bringas, el director general de la empresa, comentó: “Trabajamos la protección del medio ambiente a partir de la certificación del suelo, el resguardo del agua, y los más avanzados son los de la piña. Nos hemos propuesto producir eficientemente haciendo muchas mejoras en el entorno para acercarnos a una agricultura climáticamente inteligente”.
“Es un concepto nuevo, y con la visión que tenemos estudiamos las emisiones de gases de efecto invernadero que desprenden los aplicados a la piña, y disminuirlos, porque en el futuro queremos declarar a la UEB Carbono Neutral”, acotó Reinaldo.
El proyecto de la piña contempla la siembra de 4 mil hectáreas en siete años, la mitad de MD-2, “un híbrido altamente productivo, susceptible a los hongos del suelo y a las lluvias, pero como es la fruta que hoy domina el mercado mundial, hemos creado una tecnología (logran 80 t/ha) y seguimos haciendo estudios junto a la universidad de la provincia”, puntualizó Reinaldo.
En el Centro Integral de Manejo Agrovida, la licenciada María Rizo, comentó que construyeron una instalación para el lavado de las fumigadoras y mochilas, cuyo residual se vierte en un lecho biológico, impermeabilizado y relleno con desechos de cosechas y suelo, donde se desarrollan microorganismos que descomponen las sustancias activas de los insecticidas y pesticidas.
DCballos
Otra de las fortalezas de la entidad es la revitalización del combinado industrial, que cuenta ahora con 10 líneas para procesar frutas y vegetales, que pueden trabajar al unísono si tienen materia prima, y sus especialistas han encontrado el punto exacto para darle sabor a los demandados productos DCballos.
Aníbal Hernández, jefe de la planta de producción de la UEB industrial Ceballos, refirió que antes solo procesaban cítricos, pero después del 2013 se ha diversificado con vegetales y frutas tropicales, logrando un amplio surtido que se destina a la exportación, la sustitución de importaciones y al consumo nacional.
Son rentables con alta eficiencia industrial (por encima del 95 por ciento).
De lo tradicional a lo novedoso
En Ceballos aprovecharon el filón que da el ají picante de la variedad chile habanero, estudiaron su tecnología y lo cosechan prodigiosamente en casas de cultivo (mercado externo) y al aire libre para hacer salsa picante.
Este es un estilo impuesto en Ceballos: abrirse a las oportunidades, estudiar y escuchar las experiencias para asumir las novedades. Ello le permitió convertirse en el primer polo exportador de la agricultura, con un amplio surtido para las ventas en fronteras y en el exterior, y un crecimiento de sus ventas de más de 71 % con respecto al año anterior.
Quizás se llamen inteligencia y audacia los secretos para cautivar a nativos y extranjeros, más allá del olor de la piña y los sabores DCballos, que han convertido a la empresa en el paradigma hacia donde miran los empresarios que siguen su resplandor.
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