Por Dahomy Darroman
Con un espectáculo de lujo, en el que se combinaron el teatro, la danza, la música y la pasarela de modas, fue oficialmente clausurada la exposición Relatos insulares, del artista de la plástica Erik Varela Ravelo, instalada en el Museo de los Trabajadores Palacio de los Torcedores como parte de las muestras colaterales a la XIII Bienal de La Habana.
Durante la representación —idea y dirección artística del colega Jorge Rivas Rodríguez, curador de la muestra— se produjeron varios estrenos con obras recreadas en las sombrillas, polisémico tema sobre el que tratan los cuadros e instalaciones de Erik. Sobresalieron el grupo de Teatro Cimarrón, que dirige el dramaturgo, poeta y ensayista Alberto Curbelo quien concibió el pastiche titulado Sombrillas habaneras, que evoca, como lo hace el artista en sus iconografías, el variopinto universo de emociones, espiritualidades, culturas y sentimientos, individuales y colectivos, que caracterizan la concurrencia al malecón habanero, un lugar de encuentros y desencuentros, de nostalgias, amores y desamores, igualmente presente en la producción plástica del reconocido artífice.
La pieza, en cuyo desempeño actoral sobresalieron Eudy Leslie, Josefina Izquierdo, Flor Santos y Taimí Martínez, contó con la asesoría musical y dramática, del maestro Jorge Garciaporrúa y Rivas, respectivamente, en una producción de Orelves Flores y la asistencia de dirección de Elena Valderrama.
Por su parte, la compañía de danzas Liberación, que dirige la experimentada bailarina y coreógrafa Karelia Silva, impresionó al público con el estreno de un número igualmente inspirado en las creaciones de Erik, producción en la que la joven directora y sus bailarinas hacen significativos aportes de cubanía, en tanto demostraron madurez, habilidad y gracia en sus desplazamientos y en la manipulación de las sombrillas para acentuar un discurso escénico que tuvo como apoyatura musical el tema Elements, de la conocida violinista, bailarina, vocalista, artista de performance y compositora estadounidense Lindsey Stirling.
La maestra Gisleda de la Barca, reconocida modelo y actualmente respetada profesora de modelaje, llevó 10 jóvenes maniquíes —varones y hembras— que aportaron al espectáculo un toque de elegancia, frescura y buen gusto al presentar los diseños de vestuarios de Yudel Rifat y Alain Marzán. La pasarela, amén de la calidad de las prendas exhibidas, denotó marcado nivel de profesionalidad de los muchachos, los cuales se desempeñaron con soltura, seguridad y fina cadencia en sus pasos.
Un toque de melancolía llegó en el equilibrado y cuidado timbre de Flor Santos en la interpretación del número Inolvidable, de Julio Gutiérrez. Con anterioridad, en la representación del pastiche, ya había demostrado sus cualidades vocales con las piezas Ave María, de Schubert, y Lamento africano, de Gonzalo Roig, interpretadas a capela.
Al final de la función, que por todo lo alto cerró la compañía Liberación, los directores de las diferentes agrupaciones artísticas recibieron, como muestra de gratitud por sus creaciones evocadoras de su exhibición personal, una obra original de Erik Varela, así como una sombrilla, gesto en el que participaron sus más allegados familiares también creadores de las artes visuales: Erik y Náyade, sus hijos; su esposa Náyade Casanova, y su progenitora, Vivian Ravelo.
Se encontraban presentes, además, Nereyda López, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura y activa colaboradora de las producciones artísticas del Museo; Diosdada Valle, funcionaria de la CTC; Maite Caballero, directora vocalista del Coro Folklórico Nacional; y Ramón Vichot, director del Museo de los Trabajadores Palacio de Los Torcedores, entre otros.