Leonardo Pérez es médico de profesión, especialista en oftalmología pediátrica y un apasionado por la culinaria. Su entusiasmo por la buena sazón lo llevó a recorrer también los caminos del trabajo por cuenta propia y terminó encabezando los destinos del restaurante Micaela.
Ubicado a solo una cuadra del parque Céspedes, en pleno corazón de la ciudad de Santiago de Cuba, su negocio ha estado marcado por la prosperidad y la constante presencia de clientes, tanto nacionales como extranjeros.
Los por qué saltan a la vista: se come al estilo criollo, se escucha lo mejor de la música cubana, y cada dependiente encarna la esencia del santiaguero: hospitalario, cariñoso, deferente…
“Pero en los últimos tiempos es notable una baja en el número de personas que llega hasta aquí. Cada vuelta de tuerca al bloqueo, cada restricción que el Gobierno yanqui nos impone limita los negocios privados.
“Yo suelo llevar la estadística de todo mi quehacer, ya son ocho años en esto, y le digo que como el 2019 ninguno tan malo en materia de ingresos, y luego de la activación del Título III de la Helms-Burton la situación es cada vez peor.
“Con todo lo que han hecho los imperialistas queda claro que es una falacia su interés por apoyar la iniciativa privada en Cuba; ni le importamos los trabajadores por cuenta propia, ni el pueblo, ni nada; rencor y odio es lo que los mueve; allá quien crea en ellos”.
Como Leonardo, otros muchos hombres y mujeres del sector no estatal, de restaurantes, del transporte, la comercialización de artesanías o la renta de habitaciones, ven menguados sus ingresos personales como consecuencia de las sucesivas medidas que la administración de Donald Trump ha adoptado contra la Mayor de las Antillas.
“Amores” que matan, bien podrían llamarse las últimas acciones de ese gobierno, el cual, tal y como se reconoce en el editorial La doble moral del imperio, publicado el pasado lunes 10 de junio en el periódico Trabajadores:
“Tales consecuencias revelan la doble moral del imperio, que en un momento dado quiso utilizar al sector no estatal cubano ,los “emprendedores”, como los calificó, como una punta de lanza contra el proyecto socialista que desde hace más de medio siglo se desarrolla en esta tierra. Pasaron por alto que esos trabajadores no son ajenos al modelo económico cubano, todo lo contrario, constituyen importantes actores cuyo desempeño ha ido sido objeto de sucesivos perfeccionamientos y hoy representan el 13% de la población económicamente activa”.
Algunos trabajadores por cuenta propia de Santiago de Cuba, batalladores y dispuestos, como todo el pueblo, a no dejarse vencer por la saña del imperio, ofrecieron declaraciones en torno esta doble moral yanqui y la situación que hoy enfrentan sus negocios.
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