Por Walter Frieiro, estudiante de Periodismo
El ultimátum planteado a México por Donald Trump, donde se le aplicaba un impuesto del 5 % contra todos los productos de exportación de ese país y que causaba el incremento escalonado de los aranceles hasta un 25 % si no existía consenso entre ambas partes para octubre de este año, ha quedado en meras amenazas luego de que ambas naciones llegaran a un acuerdo el pasado 7 de junio.
El anuncio lo daba a través de un tuit el polémico presidente norteamericano, en el cual afirmaba: “Los aranceles que Estados Unidos tenía programado implementar el lunes 10 contra México, por este medio, quedan suspendidos indefinidamente”.
Sin embargo, para analistas del país azteca el acuerdo logrado entre ambas naciones representó una concesión del Gobierno mexicano. El Ejecutivo se comprometió a registrar y controlar las entradas en la frontera, así como a desplegar a la Guardia Nacional por todo el territorio y en especial en la frontera sur.
Según Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación de México, cerca de 6 mil guardias nacionales ya han sido enviados a 11 municipios de Chiapas colindantes con Guatemala, lo que representa una militarización de los pasos fronterizos.
Por otra parte, Marcelo Ebrard, canciller mexicano, afirmó en Tijuana que su país salió con la dignidad intacta al lograr el mejor resultado posible. El jefe de la negociación mexicana añadió: “Al final del día no podemos decir que ganamos todos los puntos que México planteó, porque eso no sería honesto decirlo; sí logramos cosas, sí logramos lo más importante: que el lunes no va a haber tarifas no vamos a tener ni pérdida de empleos ni vamos a perder la posibilidad de ratificar el Tratado de Libre Comercio”.
¿Victoria mexicana o solución obligatoria?
La hipotética aplicación de los aranceles norteamericanos a México hubiera sido desastroso para la economía de esa nación. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y la Secretaría de Economía registró que las exportaciones hacia EE. UU. tuvieron durante el año 2018 un valor de 349 mil 600 millones de dólares, lo que constituye un 83 % de su intercambio comercial.
Según cifras calculadas por el banco norteamericano Goldman Sachs, si se hubiera aplicado el impuesto del 5 % a las exportaciones, la pérdida aproximada llegaría hasta los 18 mil millones de dólares al año para México, cifra que se duplicaría en caso de que el arancel alcanzara el 10 por ciento. El estudio añade que no solo las pérdidas estarían encaminadas en lo monetario, sino que con la depresión del peso ocurriría la reducción de la competitividad de los productores mexicanos en el mercado internacional
El panorama empeoraría aún más si los impuestos rozaran el 25 %, debido a que la estimación en la pérdida financiera llegaría hasta los 90 mil millones de dólares, hecho provocador de una profunda recesión en el país azteca.
“¿México, tercer país seguro?”
La negociación no fue del todo negativa para México, según el canciller de ese país una de las victorias del acuerdo fue evitar convertirse en un “tercer país seguro”. ¿Qué significa entonces esta categoría para la nación centroamericana?
La idea estadounidense era utilizar la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados aprobada en Ginebra, Suiza, durante el año 1951 con el objetivo de que cuando una persona fuera rechazada por EE. UU. para recibir asilo, fuera remitido inmediatamente hacia México para que este lo admitiera y le brindara las mismas atenciones.
Pero según analistas, el país azteca no puede aceptar esta circunstancia de ninguna manera debido a que no cuenta con la infraestructura necesaria para recibir a los millones de migrantes que intentan llegar a los Estados Unidos.
Tan solo este año cerca de 132 mil 887 migrantes han sido detenidos por la Patrulla Fronteriza al tratar de ingresar al país por la frontera con México, cifras que según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) constituye una de las más altas de la historia.