No se puede contar la historia de Cuba ignorando el impacto del gran sistema de fortificaciones militares, construido durante siglos a lo largo y ancho de todo el país. Buena parte de esas edificaciones —muchas de las más significativas— acogen ahora museos, que desarrollan una amplia labor de promoción e investigación, muy vinculadas a la vida cultural de las comunidades donde están enclavadas.
Este miércoles quedó conformada la Red Nacional de Museos en Fortificaciones, en una ceremonia que tuvo lugar en el capitalino Palacio del Segundo Cabo. Se trata de un empeño de coordinar las acciones de todas estas instituciones, entre las que se cuentan varios monumentos de prominencia internacional.
La presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, Gladys Collazo, considera que es primordial el intercambio de experiencias entre estos museos, para que se puedan articular acciones provechosas. La idea es promover y preservar con más eficacia el inmenso patrimonio mueble e inmueble que se atesora en esos sitios.
La recién electa Presidenta de Honor de la Red, la Doctora Tamara Blanes, cree que las fortificaciones son testigos insustituibles: “Han estado allí por varios siglos, han sido escenario de importantes acontecimientos de nuestra historia y ahora cuentan con importantes colecciones… unir a los museos que radican en estas edificaciones patrimoniales era una vieja aspiración que ahora por fin se concreta”.
La creación de la Red, que incluye doce instituciones, se dio a conocer en una de las sesiones del III Taller Nacional de Museos en Fortificaciones, que se desarrolla por estos días en Matanzas y que se trasladó este miércoles a La Habana.
El doctor Eusebio Leal, historiador de la ciudad, compartió con los participantes algunas de las iniciativas con las que la capital está celebrando su aniversario 500. Las fortalezas habaneras están, de hecho, entre los principales símbolos de la urbe.
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