Al concebirse el plan de la economía para el 2020 con la participación activa, real y consciente de los trabajadores, los colectivos laborales tienen el deber de ejercer el protagonismo que han reclamado durante años.
“El plan y el presupuesto tienen que nacer de abajo, significa que la discusión con los trabajadores no puede partir de niveles de actividad predefinidos, por lo que no se emiten directivas específicas”, explicó Milagros de la Caridad Pérez Caballero, miembro del secretariado nacional de la CTC, en reunión con dirigentes sindicales y representantes de diferentes organismos de Villa Clara.
Expresó además que es fundamental que el colectivo proponga cuáles son las potencialidades para contribuir a las estrategias y las prioridades de la economía, para tener un plan más participativo y flexible, menos indicativo, capaz de llevarse a la práctica.
Esta nueva concepción implica romper los esquemas de años anteriores y darles mayor participación a los trabajadores. Ello entraña un compromiso determinante del movimiento sindical, porque el plan debe tener una mirada hacia el cumplimiento, el crecimiento, y ser objetivo.
En particular, el territorio villaclareño tiene el reto de superar cuestiones negativas que se aprecian en el comportamiento económico hasta el mes de abril, las que pudieron haber sido solventadas con una mejor planificación, según precisó Leonardo Barreto García, vicepresidente del Consejo de Administración Provincial.
En su intervención puntualizó que, aunque de manera integral el comportamiento de los parámetros económicos es positivo, 35 producciones físicas se incumplen, 31 entidades exponen sobre utilidades excesivas, en otras se sobrecumple el plan y existe un marcado cuestionamiento de la población a la actividad, como es el caso de la transportación de pasajeros.
Además, dijo que solo se logran exportar 7 de los 15 renglones planificados, muy por debajo de las potencialidades, aunque afirmó que se avanza en la captación de otros. Asimismo la provincia cierra el consumo de energía al 97.0 %, para un ahorro de 26 936 MW/h, pero seis organismos deterioran este indicador; existe atraso en diferentes inversiones, como por ejemplo la Electroquímica de Sagua la Grande; y hay cuentas por cobrar y pagar.
Asuntos como los descritos anteriormente encierran problemas serios de planificación al no haber tenido en cuenta las potencialidades de cada entidad, además revelan que la desagregación del plan fue inadecuada.
En la nueva forma de concebirlo, los trabajadores son responsables directos de las problemáticas que se presenten en los procesos productivos, pues fueron protagonistas de su confección, de ahí que deben conocer y tener presente varias indicaciones para discutir en sus asambleas de afiliados.
En tal sentido, deben saber que el plan se ajustará a los recursos disponibles y que se prioriza la asignación de estos a la industria nacional, en virtud de lograr el máximo aprovechamiento de las capacidades existentes. El objetivo es incrementar las producciones con destino a la exportación, potenciar el encadenamiento entre las entidades que componen los procesos productivos —articulados según sus capacidades y siendo inclusivos con la inversión extranjera, las formas de gestión y de propiedad no estatal—, así como incrementar el valor de las exportaciones y sus ingresos.
Los recursos serán destinados para asegurar producciones y servicios dirigidos a satisfacer las demandas de la economía interna, fundamentalmente en: producción de alimentos, transporte, informatización de la sociedad, vivienda y medicamentos. Por su parte, las inversiones estarán dirigidas —principalmente— a la ejecución de obras de continuidad y a aquellas que tributen a los programas de desarrollo, sustitución de importaciones e incremento de exportaciones.
De esta manera, el plan del 2020 tendrá prioridades muy específicas, necesarias y determinantes, pero será concebido y desarrollado por todos, en particular, con el protagonismo de los trabajadores.
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