Después de su marcha triunfal en el Torneo Norceca Challenger de Voleibol, en el que con la potencia de una bala sometió a México (jueves 25-16, 25-22 25-21) y a Puerto Rico (sábado 25-21, 25-15, 25-15 27-25), el equipo masculino cubano, artesano de un juego divertido y eficaz, se fundió en un abrazo aderezado con sonrisas y bromas.
Muy cerca Nicolás Vives, director técnico y custodio del alma guerrera de la joven formación, aplaudió la faena que se acuñó en el Coliseo de la Ciudad Deportiva. Sus gestos delataron complacencia y resultó el momento justo de abordarlo. Rememorando sus tiempos de buen pasador en el conjunto nacional accedió a “volear” sobre algunos temas de interés.
“La victoria que nos garantiza participar en la Final Mundial Clasificatoria a la Liga de las Naciones en Eslovenia se apuntaló en varios elementos a resaltar, sin embargo, me quedo con el bloqueo, determinante en varias fases de los partidos. Debemos continuar trabajando en la estabilidad del complejo uno y en la secuencia de saques. Son aspectos que no dejan de pulirse, pero siempre se pueden mejorar más si se aspira a metas superiores”.
En una formación de competidores natos se querella por evolucionar. Entre tanta hambre de gloria siempre hay quien desea destacar sobre los demás.
“Todos en el equipo trabajan por progresar y paso a paso lo logran. Sin embargo, quisiera destacar a Roamy Alonso (más valioso de la justa). Ha ido de menos a más. Me alegra mucho. Estoy seguro que en lo que resta de la temporada se pulirá más”.
La ilusión puede ser un arma poderosa. Más aún si sirve como compañera para escalar una montaña escarpada nombrada Juegos Panamericanos Lima 2019.
“Vamos con el propósito de buscar una medalla. Solo resta creérnoslo, asimilando positivamente lo que resta de la preparación. Antes de llegar a Perú tendremos varios choques de nivel. Esto redundará en llegar en un buen estado competitivo”.
Sobre el sueño de retornar a la elite mundial lució certero. “Nos falta experiencia. Somos una selección muy joven. Contamos con ocho jugadores de 21 años, dos tienen 18 y uno 19. De ahí la importancia de topar mucho. No solo para compenetrarnos, sino también como formula que perfeccione nuestros parámetros de juego”.
Vives aseveró que el voleibol ha cambiado. Algo imprescindible si se quiere sobrevivir en un mundo que evoluciona vorazmente.
“Algunos aspectos de este deporte variaron. Es lógico. Lo que no se transformará son nuestros constantes deseos de mejorar. Estos muchachos se lo creen. Así que solo nos queda trabajar más y mejor”.
