Facetas del pensamiento y la obra de José Martí y Lázaro Peña fueron abordadas este lunes durante un coloquio efectuado en la sede de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) al coincidir en el actual mes la conmemoración de los aniversarios 124 de la caída en combate del Apóstol de la independencia de Cuba y 107 del natalicio del Capitán de la clase obrera.
La vida de ambos hombres va más allá de fechas como el 19 de mayo de 1895 —holocausto del autor de la Edad de Oro— y el 29 de mayo de 1911, nacimiento del guía y fundador de la CTC; a pesar de diferentes épocas históricas resplandece en ellos, el sentido de la unidad la cual, al decir de Jorge Lozano, investigador del Centro de Estudios Martianos ha sido a lo largo de los años un elemento clave y constante en la política de la Revolución cubana.
El conferencista precisó que para llegar a Lázaro Peña debemos partir de Martí, tras reseñar su visión ante los factores adversos que a finales del siglo XIX ponían en peligro la independencia de la Mayor de las Antillas por lo que se dio a la ardua tarea de crear un solo núcleo político: el Partido Revolucionario Cubano, en 1892.
Expresó que los principios concebidos por Martí acerca de la democracia de las mayorías estuvieron presentes en el congreso fundacional de la entonces Confederación de Trabajadores de Cuba, el 28 de enero de 1939, al cumplirse el aniversario 86 del natalicio del Apóstol.
Veteranos dirigentes sindicales relataron vivencias sobre el quehacer de Lázaro Peña en los primeros años del triunfo de la Revolución cubana. Al respecto, Roberto Cuesta Piz, refirió a cómo debatía un asunto sin imponer su punto de vista, sino con argumentos u orientaba a un compañero para que no cometiera errores.
En opinión de Pedro Ross Leal, quien entre 1990 y 2007 fue secretario general de la CTC en el país, evocar a Lázaro no es solo mencionarlo porque la persona se convierte en un mito inmóvil, sino lograr que tenga vigencia en nuestras conciencias.
Ross recordó la etapa del comienzo de los años 90 del siglo pasado cuando comenzaba el período especial, cuando la Revolución Cubana atravesó una de las coyunturas más complejas y difíciles de su historia a raíz de la abrupta caída de las relaciones económicas con los países socialistas de Europa del Este y el derrumbe de la URSS.
Los trabajadores y sus sindicatos —subrayó— iniciaron los Parlamentos Obreros en todos los colectivos laborales para hacer todo lo posible por salvar nuestras conquistas y en esas asambleas estuvieron presentes las enseñanzas de Lázaro Peña y la unidad que él forjó.