El boxeo cubano volvió a lucir como un bisturí y dibujó una letal herida en el orgullo de quienes le retaron en el recién finalizado Grand Prix de Usti Nad Labem en la República Checa.
Cinco coronas anotadas en los records de Yosbany Veitía (52 kg), Andy Cruz (63 kg), Arlen López (75 kg) y Julio César La Cruz (81 kg), y el jovencito Dainier Peró (+91 kg), más un bronce de Erislandy Savón en (91 kg), ratificaron no solo el auténtico linaje del pugilismo de la Isla, sino también su fiabilidad de cara a los compromisos que restan en el año, los Juegos Panamericanos de Lima y el Campeonato Mundial en Rusia.
Varias notas de interés dejó la lid checa. La más significativa el formidable estado de forma de las principales figuras de la escuadra patria. Asimismo, el indiscutible talento de una figura joven como Peró, llamado a lograr en el futuro un buen número de conquistas balsámicas y vitales en los superpesados, división históricamente pertrechada por las prestaciones de jerarcas de la talla de Teófilo Stevenson y Roberto Balado. En cuanto a lo rivales enfrentados, varios de ellos gozan de reconocido prestigio no solo por sus actuaciones en certámenes europeos, sino por haber descifrado en cierto momento los argumentos pugilísticos de alguna de nuestras figuras.
Otro tema interesante que deparó la lid fue la actuación de Brasil, que capturó varias medallas de oro. El logro de la formación sudamericana seguramente fue anotado en los cuadernos del colectivo técnico nacional, ya que tal vez alguno de los triunfadores podría rivalizar con los criollos en la cita que acogerá la capital peruana.
De aquí en adelante el pugilismo cubano continuará su alistamiento. Su jerarquía le exigirá siempre un golpe contundente en cada brega en la cual se presente. Lo apreciado en suelo checo tributa confianza, pero también una siempre necesaria reflexión. Disfrutemos de este reciente brindis que nos regalaron esos fiables puños.