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“No hay Arquitectura sin arte” (+ Fotos)

Por Gemma Carballo Campos y Ramón Barreras Ferrán

 Es imposible desligar el valor histórico de múltiples edificaciones matanceras de la creatividad y calidad que distinguen la labor del arquitecto Ramón Félix Recondo Pérez, especialista de la Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería (EMPAI), de esa provincia.

Ramón Félix Recondo Pérez. Foto: Gemma Carballo.

Su trabajo nunca concluye al terminar los diseños, pues sigue todo el proceso constructivo durante la ejecución y luego atiende de manera directa la ejecución de la obra.

Los diversos premios y menciones en salones nacionales, concursos y bienales, el Símbolo de la Matanceridad que le fue otorgado y ser condecorado recientemente por acuerdo del Consejo de Estado, a propuesta de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), con la Orden Lázaro Peña de III Grado avalan su trayectoria profesional.

La EMPAI de la Atenas de Cuba ha sido su principal escuela, el sitio donde entreteje ideas, conceptos y magisterio y fragua el criterio exacto y preciso.

Sus diseños son conocidos en Ecuador, Canadá, México, España, Italia y República Dominicana. Por sus habilidades y conocimientos participó con éxito en un estudio de Arquitectura en Tenerife, España, con el proyecto para el desarrollo turístico de Bacunayagua, y coopera en el diseño de hoteles para Egipto y Punta Cana, en República Dominicana. En San Vicente y las Granadinas cumplió misión internacionalista en el diseño y construcción de viviendas para los menos favorecidos.

Enriquecer lo construido

Conferencias, cursos de nivelación y postgrado, con destaque en la defensa del patrimonio urbano y edilicio de Matanzas y Cuba, del que ha sido uno de sus más fervientes defensores, también es eje de su día a día. Prefiere no dejar nada a la imaginación cuando se trata de enriquecer lo construido.

Sede de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas en la Atenas de Cuba. Foto: Cortesía del entrevistado.

Es profesor auxiliar y asesor─consultor del Grupo de Marketing y Desarrollo Urbano de la Universidad Camilo Cienfuegos, de Matanzas, imparte clases a estudiantes de Ingeniería Civil y es fundador de esa carrera.

Más de 50 artículos publicados en medios nacionales y extranjeros sobre Arquitectura e investigaciones del patrimonio urbano y edilicio tienen su firma inconfundible. También es autor y coautor de importantes libros como: Puentes de Matanzas, de Ediciones Matanzas, y Las Villas y Matanzas, Guía de Arquitectura y Paisaje.

La preparación de los expedientes para la declaratoria de Monumento Nacional del Centro Histórico Urbano de la Atenas de Cuba, la Mansión Xanadú y la Iglesia San Pedro Apóstol fueron retos para quien desde hace más de tres décadas se unió al quehacer de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos del Consejo Provincial de Patrimonio Cultural.

“Mi padre fue el cómplice perfecto para emprender el viaje hacia ese mundo de formas y figuras del cual nunca he podido alejarme”, afirmó. Transcurría el año 1976 cuando ingresó a la Escuela de Arquitectura de la Cujae, en La Habana, vinculado al plan estudio─trabajo.

Desde que terminó el segundo año fue seleccionado alumno ayudante en las especialidades de Representación, Dibujo y Diseño. Además, participó en la elaboración del libro de Diseño Básico, de la Facultad de Arquitectura. Para nadie fue una sorpresa que resultara el primer expediente docente y graduado más integral, en junio de 1981.

Entre sus principales obras destacan la recuperación de joyas del patrimonio matancero, entre las que sobresalen la casa sede de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa), el Instituto de Segunda Enseñanza y la Ermita de Monserrat y sus últimas ocupaciones han sido la Casa Azqueta y la Mansión Xanadú o Casa Dupont, en Varadero.

Las ciudades…

“El patrimonio hay que proyectarlo a futuro. Las ciudades son entes vivos. Por lo tanto no se puede conservar por conservar. Hay que dejar la huella de lo que en cada momento el hombre ha hecho en el desarrollo histórico de las construcciones, pero también hay que darle un toque de modernidad, de actualidad. No es conservar todo. Hay que prever, hay que tener visión para conservar aquello con un valor relevante, significativo, excepcional. Lo demás son huellas del pasado”, señala.

Y agrega: “Si la cultura es el alma de la nación, la Arquitectura es el rostro de la cultura, es orden y creación que describe un momento histórico, pues sintetiza los elementos técnicos y visuales que rigen en su tiempo y que son capaces de hacerla transcender cuando responde a su verdadero significado, y es ahí que alcanza su valor, en la satisfacción de todas las necesidades del hombre, para trascender al dominio del arte.

Ermita de Monserrat. Foto: Cortesía del entrevistado.

“Es además, la madre de todas las artes. Así se reconoce desde su surgimiento, y aunque no muchos la sientan de ese modo, en la formación de cada profesional debe primar esa realidad. No hay Arquitectura sin arte, por eso a la formación de los arquitectos en nuestras universidades, y no solo en la formación, sino también en la labor, hace falta una dosis mayor de condimentos artísticos. Lo estético y lo funcional siempre han de ir de la mano, y a veces lo constructivo e ingenieril va desplazando la función social del arquitecto en la creación de espacios que satisfagan plenamente todas las funciones del hombre con valores e identidad, muy alejados de la globalización.

“Como plantea Pedro Ramírez Vázquez en su libro El espacio del hombre: ‘Ni el logro estético, ni la hazaña técnica son metas válidas si no cumplen con sus objetivos básicos de servicio a la vida humana’.

“Para mí la profesión ha sido y es mi vida; no me concibo fuera de ella, y si volviera a nacer volvería a estudiar y trabajar la Arquitectura, pues desde que inicié mis estudios la vivo como esa experiencia constante y creciente que me ha permitido crear, preservar y comunicar, con el dominio de la piedra, la técnica y el arte, esos valores humanos que necesita la sociedad y el hombre”, precisó.

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