Con diversas actividades la humanidad celebra este 22 de mayo el Día Internacional de la Diversidad Biológica, proclamado en el año 2000 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el propósito de informar y concientizar a la población mundial sobre la necesidad de preservar la biodiversidad en la Tierra.
Este año, las celebraciones han tenido como propósito central promover el conocimiento y las acciones de las instituciones y todas las personas acerca de la estrecha dependencia que tienen los sistemas de producción de alimentos, la nutrición y la salud, con las diversas especies de plantas y animales y los ecosistemas saludables.
Lo anterior incluye el reconocimiento a nuestros sistemas naturales como sustentos indispensables de las variadas formas de vida existentes en el planeta, y a su preservación, como vías para contribuir a la mitigación y adaptación al cambio climático, la restauración de los ecosistemas, el agua limpia y el hambre cero, entre otros de los Objetivos de Desarrollo Sostenible proclamados por las Naciones Unidas para el 2030,
Si bien cada vez somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras, el número de especies disminuye a un ritmo acelerado, debido a la actividad humana.
Alrededor de un millón de especies de animales y plantas están ahora en peligro de extinción y muchas de ellas podrían desaparecer en tan solo décadas, según un reciente informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas, lo que representa una amenaza que no tiene precedentes en la historia humana.
Más del 90 % de las variedades de cultivos han desaparecido de los campos en los últimos cien años; tampoco existe ya la mitad de las razas de muchos animales domésticos, y las 17 principales zonas de pesca del mundo son explotadas hasta sus límites sostenibles.
También corre riesgo de desaparecer la variedad local de los sistemas de producción de alimentos, incluidos los conocimientos de los pueblos indígenas o las comunidades locales, todo lo cual implica la desaparición del saber vital sobre la medicina tradicional y los alimentos locales.
La pérdida de dietas diversificadas, que está directamente relacionada con enfermedades o factores de riesgo para la salud (como la diabetes, la obesidad y la desnutrición), constituye otra de las grandes preocupaciones de los expertos y responsables de enfrentar estas amenazas a la propia vida en nuestro planeta, para lo cual resulta indispensable la aplicación del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Ese texto constituye el instrumento jurídico internacional adoptado por la Organización de Naciones Unidas para «la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos», y ha sido ratificado por 196 países.
«La diversidad biológica es fundamental para la salud y el bienestar de los seres humanos”, afirmó en relación con esta temática el secretario general de la ONU, António Guterres, al tiempo que reclamó una acción indispensable para el futuro de la humanidad:
“Insto a todos, Gobiernos, empresas y sociedad civil, a adoptar medidas urgentes para proteger y gestionar de manera sostenible la frágil e imprescindible red que sustenta la vida en nuestro único y excepcional planeta».