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Editorial: El compromiso de todos los días

Lo que no les puede faltar nunca a los revolucionarios es la capacidad de sobreponerse a las dificultades, la sensibilidad ante los problemas de la población, el combate contra todo lo que signifique una traba para avanzar, y la creatividad en la búsqueda de soluciones a los obstáculos que surjan en cada lugar.

Esas son las mejores armas con que pueden contar los cuadros sindicales en todas las instancias, y los trabajadores en el enfrentamiento de la compleja situación económica y financiera que atraviesa el país, agravada por el recrudecimiento del bloqueo por parte de la administración Trump, quien decidió permitir que se presenten demandas judiciales en cortes de Estados Unidos bajo el Título III del engendro jurídico de la Helms-Burton —calificada justamente como ley de la esclavitud— contra empresas que legítimamente invierten o hacen negocios en Cuba.

En esta coyuntura, la defensa de nuestra soberanía pasa por la decisión de los patriotas cubanos de continuar unidos y firmes para impedir que se haga realidad el viejo sueño imperial de apoderarse de esta tierra, pero también incluye una mirada profunda hacia lo interno del país, con el fin de pelear contra todo aquello que injustificadamente frene los planes de desarrollo, genere malestar; y con el empeño en robustecer la economía mediante el aprovechamiento máximo y eficiente de las reservas existentes en cada sector.

En esa reflexión hacia adentro desempeña un importante papel la iniciativa de los cuadros, dirigentes sindicales y trabajadores, que para actuar no necesitan estar pendientes de orientaciones “de arriba”. Allí donde aparezcan las dificultades se impone la búsqueda de respuestas ágiles y concretas.

No es posible que por falta de estibadores se demore en una casilla de ferrocarril o en un almacén un producto requerido en la industria o la distribución a la población. La descarga puede convertirse en una tarea de choque de los trabajadores en ese lugar. Tampoco se justifica que en un centro comercial se formen largas, prolongadas y molestas colas para un artículo de primera necesidad, cuando pudieron adoptarse medidas organizativas para hacer más fluida y rápida su adquisición; del mismo modo no debe admitirse que en áreas vinculadas a colectivos laborales se comercialicen de forma ilegal productos de alta demanda, sin que se manifieste combatividad en su enfrentamiento, por solo citar algunos ejemplos.

Hay otros escenarios vinculados al orden, la disciplina y el control, donde les corresponde actuar a los cuadros administrativos, sindicales y trabajadores. Es ineludible velar porque no se pierdan los esfuerzos del Estado por resolver carencias de la población, como la venta de materiales de construcción a los subsidiados; debe evitarse que dichos recursos caigan en manos de revendedores. Otra tarea de primer orden es enfrentar el robo de combustible; y también se impone impedir que las recientes medidas adoptadas para la distribución más equitativa de determinados productos sean violadas u ocurran desvíos que vayan a parar a los acaparadores.

La nación está necesitada más que nunca de la identificación y aprovechamiento al máximo de las reservas productivas, de potenciar la industria local, de incentivar el ahorro.

En ello la actitud debe parecerse a la de los innovadores y racionalizadores, que en cada centro son capaces de identificar los problemas y dedicarse a su solución, que no depende de recursos de “afuera”, sino de su creatividad.

Para los sindicalistas impulsar la sustitución de importaciones y la búsqueda de fuentes exportables no puede quedarse en consigna, sino constituye un mandato de la nación y del XXI Congreso de la CTC: hay que empeñarse fuerte para producir en el país todo lo que se pueda lograr; priorizar los vínculos productivos entre sectores en busca de resultados más integrales; lograr mayor eficiencia en las inversiones y elevar la productividad y la producción como fuentes de riqueza.

En medio de las dificultades no dejar de pensar en grande. Fidel nos enseñó que en la mayor crudeza del período especial fue posible impulsar actividades tan complejas y especializadas como la biotecnología y otras esferas de la ciencia que conquistaron prestigio internacional e importantes ingresos para el país, y representaron un verdadero aporte al mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Se aprovechó así el recurso más valioso: el capital humano y su inteligencia.

Hoy se requiere más que nunca ir al asalto permanente de obstáculos como manifestaciones de burocracia, lentitud de las decisiones administrativas, dejar las soluciones a medias, insensibilidad, indisciplina, ilegalidades, negligencia, inercia, improductividad, entre otros escollos que entorpecen el avance económico y social.

Los cuadros sindicales y los trabajadores tienen que actuar con firmeza e inmediatez cuando algo en su radio de acción salga mal y asumir como la mejor labor político ideológica, trabajar bien todos los días.

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