Lo primero fue el asombro al conocer la noticia de la demanda judicial en un tribunal federal de la ciudad norteamericana de Miami, en la que está involucrado el puerto santiaguero. Luego sobrevino la indignación, pero ni uno ni otro sentimiento alteran el ritmo normal de los hombres y las mujeres de la Empresa de Servicios Portuarios del Oriente (ESPO). Lo que sí desencadenó todo este ardid yanqui fue una repulsa mayor a la Ley Helms-Burton, en particular a la activación de su Título III.
Entre los trabajadores de la rada de la Ciudad Héroe, porción de suelo patrio con una historia que data de 1494 —año en que fue fundado por Cristóbal Colón y bautizado como Puerto de Rey— se alzan voces de condena.
Jorge Ramis González, por ejemplo, con casi 30 años de experiencia portuaria, manifiesta que la tradición proletaria, de resistencia y lucha de quienes se afilian a este gremio es el primer bastión contra el que choca el intento de socavar la soberanía patria.
“Con nosotros la Revolución siempre ha podido contar y ahora no será menos”, asegura Ramis, hoy al frente de las operaciones de la nueva terminal multipropósito del puerto Guillermón Moncada de Santiago de Cuba.
“Lo que aquí tenemos es patrimonio de los cubanos, que a nadie se le ocurra nada contra esto porque se va a arrepentir. Argumentos, derechos y coraje nos sobran para defenderlo, y no dudaremos en sacarlos a flote si fuera necesario”, añade.
“¿Qué van a reclamar? ¿Los viejos tinglados de madera de antes de 1959? Eso no existe desde hace mucho tiempo ya”.
El “Guillermón Moncada” es hoy uno de los puertos más modernos del país. Su actual infraestructura resulta incomparable con lo que había en sus predios previo al triunfo de la Revolución, nacionalizado con apego a la Ley.
“Todas las instalaciones hidrotécnicas que tenemos fueron construidas a partir de la década del 60 del pasado siglo”, argumenta José Antonio Olivares Díaz, director de ESPO. “Contamos con cinco atraques disponibles para buques de tráfico internacional, el último de ellos recién concluido en 2018 y ahora en fase de puesta en marcha.
“Vale aclarar además que esta nueva terminal, con equipamiento tecnológico moderno, edificada con el financiamiento y la asesoría de la China Communications Construction Company Ltd, se construyó sobre una península artificial fruto de la compactación, por más de 30 años, de material rocoso extraído del lecho marino cuando se realizó el dragado de la bahía.
“En la costa oeste, donde se localiza la nueva terminal, se depositó dicho material y sobre él se levantó lo que hay ahora, es decir, antes de 1959 eso era sencillamente mar”.
Otros argumentos de la repulsa a la Helms-Burton entre los trabajadores de la rada santiaguera los esgrime Inalvis Yanet Moreno Arguelles, asesora jurídica de ESPO, quien explica que legalmente todos los inmuebles de dicha empresa son patrimonio de la entidad, según consta en el Registro de la Propiedad.
Pero además, acota, “la nacionalización por vía de la expropiación forzosa se realizó en virtud de la ley 851, del 6 de julio de 1960, en consonancia con las normas del derecho internacional”.
Intríngulis jurídicos aparte, no hay entre los “guillermones” quien permanezca quieto ante la artimaña imperial.
Ahí están, por ejemplo, Leonor Negret, Mirian Pedré, y Pilar Torres, tres santiagueras que hicieron época en la rada, hace medio siglo atrás, cuando se convirtieron en las primeras mujeres en ser empleadas en el puerto.
Igual, Ángel Bringas Castellano, un septuagenario que no cree en años para seguir como estibador; Mariucha Lenzano Pascual, especialista de calidad de ESPO y diputada al Parlamento cubano; o el joven Anchel Durán Bolaño, secretario general del comité de basé.
A sus voces de repulsa contra la Helms-Burton se unen las de los más de 15 mil trabajadores marítimos y portuarios de toda la geografía nacional, así lo confirmaba a Trabajadores, Fermín Umpierre Iraola, secretario general del Sindicato del Transporte y los Puertos.
“Esta Ley extraterritorial, y las dos reclamaciones que involucran a los puertos de Santiago de Cuba y La Habana, no nos amedrentan porque es muy sólida y profunda la raíz revolucionaria de nuestros portuarios, en ellos está la estirpe de Aracelio Iglesias, no por gusto el mártir de nuestro sector”.
“La actual patraña del Gobierno de los Estados Unidos ni nos asusta, ni nos inmoviliza, todo lo contrario, es acicate para elevar la eficiencia en las labores de carga y descarga, la búsqueda de inventivas ante las carencias, para estrechar la unidad, y no detenernos en los empeños de avanzar y alcanzar la victoria.
“Los portuarios no está solos en este nuevo combate, tienen el acompañamiento del resto de los más de 140 mil afiliados a nuestro Sindicato, y junto a ellos de todo el pueblo cubano, dispuesto, como siempre, a defender la dignidad y soberanía patrias al precio que sea necesario”.
Así se confirma en el santiaguero puerto Guillermón Moncada, donde las labores se desarrollan con la naturalidad cotidiana.
“No hemos recibido ninguna notificación de naviera extranjera alguna que nos informe que va a suspender sus operaciones en Santiago de Cuba, la temporada de cruceros, por plan, debe comenzar en los próximos meses y tampoco hemos tenido reportes de que las compañías que los operan hayan decidido no venir más.
“Nuestro día a día es el mismo de siempre y nadie dude que se mantendrá así porque el puerto de Santiago de Cuba es y seguirá siendo cubano”.