Pachuca de Soto.- Hay ciclistas que son historia de un país y cada vez que se montan en una bicicleta hay que rendirle reverencia. Incluso, cuando la edad parece rendir a las piernas y al esfuerzo, y el pensamiento en los hijos y la familia se vuelve más importante que un podio. Si a eso sumas que en lugar de ser líder juegas ahora el papel de escudera más fiel, pues acrecienta el valor y la solidaridad, cualidades innatas de un pedalista.
Ese es el caso de nuestra Yumari González, la más experimentada entre las 49 mujeres que tomaron la alargada en la ruta del campeonato panamericano de ciclista este viernes. Y sin caprichos del destino, sino por méritos conquistados sobre el asfalto, la más laureada en estas justas con tres coronas, una plata y dos bronces. Nadie como ella para saber cuánto suben las pulsaciones en una carrera, cuan decisivo es un trabajo de equipo en esta prueba y lo imprescindible que es administrar las fuerzas para el remate final.
Por eso desde la arrancada apoyó a Arlenis Sierra como antaño lo hicieron con ella, potente y casi imparable en terrenos llanos. Y aunque la altura no ha sido nunca su mejor terreno resistió cuatro de las seis vueltas al circuito entre las escapadas intentando que el desgaste de la capitana del Club Astaná fuera el menor posible ante tanto embate de mexicanas, chilenas y colombianas.
Cuenta Arlenis que antes de soltarse de las punteras porque ya no podía más le preguntó: ¿puedes llegar sola? Y en esa pregunta iba el deseo de la victoria, la convicción de que el ritmo de pedaleo de ella comenzaba a descender. Pero lo verdad también que había sido la única de las cinco compañeras de selección que había ayudado a Arlenis hasta ahí, pues Claudia, Heidy, Yeima y Yusmary no habían podido hacerlo porque la altura de esta ciudad (2482 kilómetros sobre el nivel del mar) las afectó apenas dieron el primer tironazo en el pelotón.
Vencida la meta en el puesto 18, la espirituana se quitó el casco, soltó su bicicleta y salió a abrazar a la granmense. Sin fotos ni protocolos de por medio le dijo con palabras cortas su valoración del cuarto lugar: “tranquila, todos saben que eres la mejor, vendrán más oportunidades”. Y el agradecimiento sincero con otro abrazo respondió a ese gesto.
Hay ciclistas que son historia de un país y cada vez que se montan en una bicicleta hay que rendirle reverencia. Yumari González fue la primera campeona universal en la categoría juvenil de Cuba (1997), la pionera en títulos en Copas del Mundo para nuestro país (2002), la única doble monarca mundial del ciclismo antillano (2007 y 2008), multimonarca continental y centrocaribeña. Solo un podio olímpico le fue esquivo. Ha corrido en pista y carretera, en frío y calor, con caídas y lesiones, con bicicletas buenas y malas, con un profundo amor por su deporte y su país.
Quizás el día que decida retirarse no habrá que buscar adjetivos ni frases manidas, solo decirle: “inmensa”. Y se habrá dicho todo.