Aunque el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona son dos de los equipos más seguidos del planeta, es bastante improbable afirmar que el fútbol mundial se reduce a las actuaciones de estos conjuntos.
Existen muchos clubes y ligas con tradición e historia que quedarían obviados en esa ecuación. Si bien en la última década los mejores resultados, técnicos y jugadores se tiñeron de blanco o de azulgrana, el más universal de los deportes siempre trae algo nuevo en lo cual fijarse.
Más allá de Madrid y Barcelona, está la pasión de mirar a un país paralizado luego de ganar una Copa del Mundo, ver a miles de aficionados llenar el estadio de un once que se va al descenso, ser testigo de goles, atajadas y regates emocionantes o del nacimiento de la estrella del futuro.
Ni merengues ni culés son los clubes con más socios, ni están en la liga que más ingresos genera. Además, fuera de las fronteras de estas escuadras hay un universo futbolístico notable: el Ajax de los 70’, el Milán de Arrigo Sacchi, el Arsenal que ganó una liga invicto o el Súper Depor forman parte de una infinidad de ejemplos que necesitarían una serie televisiva para ser expuestos.
Resulta innegable que en los últimos años Real Madrid y Barcelona polarizaron el ambiente futbolero. Mourinho contra Guardiola, Ramos frente Piqué, Iniesta versus Modric y la eterna lucha Messi-Cristiano fueron parte de una realidad enriquecida por los medios de comunicación, que ponían a los aficionados de otros planteles a tener, al menos, un preferido en esas mediáticas batallas.
En este momento, por ejemplo, el Madrid está fuera de toda competencia y el Barça la tendrá complicada en la Liga de Campeones de Europa. Hoy vemos unTottenham fuerte, un Ajax plagado de jóvenes talentos y un Liverpool que ya ha estado a punto de lograr su definitivo renacer.
Restringir la historia a dos equipos sería demeritar hazañas, mitos y leyendas que hicieron del juego lo que es en nuestros días. Sigamos viviendo la pasión inigualable del clásico, la perfección de Messi y las tres Champions consecutivas de Zidane, pero que ese entusiasmo no nos borre la memoria, porque nos privaríamos de llamarnos aficionados de un deporte como el fútbol.