Cientos de miles de trabajadores y sus familias, jóvenes y adultos mayores, civiles y militares, personas —en fin— de todas las edades, profesiones y procedencias sociales, acudieron nuevamente a desfilar este Primero de Mayo en las plazas y calles a lo largo y ancho del país, y no solo para festejar.
Para una persona desprevenida podría parecer que la marcha de cada año es muy semejante a las anteriores; sin embargo, nada está más distante de la realidad.
Cada manifestación del Primero de Mayo es la expresión de una circunstancia muy particular, marca un estadio concreto en el desarrollo económico y social del país, y refleja las principales tareas internas y complejidades externas por vencer.
En esta ocasión, era muy fácil percibir un ánimo de franca combatividad, luego de las recientes declaraciones injerencistas de la administración Trump contra Cuba, la escalada de agresiones imperialistas en Venezuela y la creciente hostilidad e injustas persecuciones contra líderes y gobiernos de izquierda en nuestro continente.
[carousel source=»media: 167919,167918,167917,167916″ link=»lightbox» width=»740″ height=»560″ items=»1″ title=»no» pages=»yes» autoplay=»5600″ speed=»1200″]Fue, además, el primer desfile bajo la inspiración de la nueva Constitución socialista e inclusiva que nos acabamos de regalar como pueblo, colofón de un brillante proceso de construcción colectiva.
El proceso de transformaciones que tiene lugar para la actualización de nuestro modelo económico y sus políticas sociales, continúa también adelante, con una trayectoria clara que fija no solo la recién proclamada Carga Magna, sino también el plan de desarrollo estratégico hasta el 2030, y los principales documentos rectores de nuestro Partido.
En esta coyuntura, el papel del sindicato como forma de participación de los trabajadores en la gestión del poder político y económico, llegó igualmente a esta fecha con impulsos renovados, luego de la celebración del XXI Congreso de la CTC.
[carousel source=»media: 167920,167921,167922,167923,167924,167925″ link=»lightbox» width=»740″ height=»560″ items=»1″ title=»no» pages=»yes» autoplay=»5600″ speed=»1200″]Un movimiento sindical con mayor autonomía, que vele por los intereses de sus integrantes y por su correspondencia con los de toda la sociedad y del Estado que los representa, debe resultar también del cumplimiento de los acuerdos del magno encuentro, que nuestros colectivos laborales acaban de respaldar con su masiva participación en este Día Internacional de los Trabajadores.
No quiere ello decir, por supuesto, que ninguno de estos propósitos que tenemos como país sean fáciles de conseguir. Ni que no nos falten las contradicciones y hasta los errores, que debemos propiciar hoy más que nunca que se identifiquen, expresen, discutan y resuelvan, mediante un diálogo horizontal y con acciones concretas en favor de toda la ciudadanía.
Pero lo que en última instancia siempre debe primar, es esa unidad que mostramos este miércoles en nuestras principales plazas y avenidas, a las cuales acudimos con las más diversas motivaciones, tanto individuales como colectivas.
Son estas algunas de las infinitas razones que sin dudas convierten a cada Primero de Mayo, aunque a primera vista alguien pudiera no notarlo, en una ocasión siempre diferente, con nuevos conceptos, alegrías y triunfos.
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