Cuando quedan pocas horas para recoger los vestidos, las guayaberas, también las laticas de refrescos guardadas, y todos los documentos entregados e iniciar el viaje de regreso a casas, municipios, provincias y en especial, a las secciones sindicales, el XXI Congreso todavía deja notas curiosas…
En total, más de 20 delegados celebraron sus cumpleaños en los días del cónclave y lejos de la felicitación oportuna que se les dio en el plenario el martes, lo más singular es que ninguno picó o degustó el tradicional cake de los onomásticos, como tampoco recibieron ningún regalo especial, solo el aplauso de sus compañeros y algún que otro trago de ron cubano en las villas…
Y muy ligado a eso han estado las relaciones familiares, bien discretas y difíciles muchas veces de conocer entre tantas personas, pero desde Santiago de Cuba nos llegó la noticia que María de los Ángeles y José Augustos son inseparables en desayuno, merienda, almuerzo, comida y hasta la hora de dormir, lo cual hacen desde hace más de 30 años, cuando se conocieron en el municipio Tercer Frente…
Desde la bien llamada tierra caliente también llegaron una madre e hija, ambas en condición de delegadas. La familia Jay, como se les conoce por estos días, la componen Irma y Yuneski, la primera perteneciente al sindicato de la industria alimentaria y pesca, la segunda, a la organización sindical de la cultura…
Dentro del adiós que siempre deja una reunión como esta no son pocos los intercambios de correos electrónicos, números telefónicos y fotos personales o grupales. Las iniciativas han sido muchas durante estos días, sobre todo para subir a algunas literas, aparecer jabitas donde guardar lo que el estómago no aguanta más y combatir los ojeras con remedios caseros ante la falta de polvo en muchas mujeres…
Tras el video oficial del Congreso muchos especularon que sería Paulo y su Elite la orquesta del bailable final, pero fuentes fidedignas aseguraron que será Maikel Blanco y su Salsa Mayor los que asuman esta responsabilidad, con la promesa de hacer bailar en la despedida con un estribillo pegajoso: “siempre que llueve escampa”…
Y por este Congreso se acabó la actividad.