Entre sus preocupaciones más vigentes está el futuro, la incertidumbre de lo que será. No es económica ni política, ni vive cuestionando a las cartas del tarot. Ella, Dirma Fernández Luna, solo es maestra en la escuela primaria José Julián Martí Pérez, del municipio de Florida, en Camagüey.
Lleva unos 37 años en el sector educacional e imparte clases a los pequeños de primero y segundo grado, en la misma escuela en la que inició su vida laboral. Ha cambiado y evolucionado tanto como el propio sistema de educación, pero sabe que una regla básica de su “otra casa” es la preparación.
“Esta etapa de enseñanza es la más bella porque el niño sale de preescolar con ciertas habilidades y hábitos que adquiere, pero es aquí donde aprende a leer, escribir, calcular; y es una gran emoción ver los resultados del trabajo a medida que se dan las clases. Por eso siempre digo que ser maestro es cosa de gusto y de amor por lo que haces… de mucha preparación”, explica Dirma.
Su centro educacional es reconocido en el territorio, sobre todo por la ayuda que presta a enseñanzas superiores en el fomento de círculos de interés sobre magisterio.
“Mi municipio —explica— también es de los afectados por el déficit de maestros. Se aplican alternativas, pero no es suficiente, por eso vemos que es muy necesario enamorar a los pequeños y este círculo podría ser útil porque ellos ven, desde otro ángulo, cómo crear medios de enseñanzas y ser maestro”.
Dirma también dedica parte de sus horas al mundo sindical. Desde hace unas dos décadas es la secretaria de esa sección, un trabajo que, como dice, demanda tremenda responsabilidad.
“Pero a pesar de representar a mis compañeros por años, nunca imaginé que ellos me seleccionarían como delegada al XXI Congreso de la CTC. Eso fue tremenda sorpresa, que me llenó de orgullo porque llevaré las experiencias de todo el municipio, por lo que debo hacerlo dignamente”, apuntó.
Entre las ideas que defenderá y llevará a la cita final está la de la necesaria vinculación con la base y la importancia del diálogo con los trabajadores; “hay dificultades, por eso conversar debe ser el principio para conocer los problemas del centro de trabajo y de cada persona”, señaló.
Dirma nunca ha asistido a un Congreso obrero y considera que en este encuentro hay que insistir en la importancia del maestro para el futuro de la Isla: “nosotros formamos al profesional del mañana, a los que garantizarán el crecimiento de la economía, por eso debemos fomentar el amor por la carrera; el maestro es esencial en la sociedad”.