Odalys Thaureaux Zorrilla, cajera de la pizzería Las Pirámides, jura que no hay ni un tantico de exageración en sus palabras: “Cuando cobré mi primer salario después que la unidad pasó a la empresa Compay Tiago, tuve que tomarme un enalapril, aquellos mil 15 pesos de la nómina me dispararon la presión”.
Cuenta esta santiaguera jacarandosa que en sus 40 años de servicio en el sector de la gastronomía su cartera nunca se había abultado tanto como el pasado enero.
“¿Pago por resultados antes de estar en Compay Tiago? Ni soñarlo, incluso aunque cumpliéramos el plan. De la Empresa Provincial de Gastronomía, a la que pertenecíamos, nos daban miles de explicaciones pero en la concreta nada de nada”.
Lo que para Odalis es historia pasada se torna realidad para muchos en esta suroriental provincia.
Hasta el cierre de marzo había, ocupados en la economía, 247 mil 693 trabajadores, de ellos 139 mil 63 en el sector presupuestado (apegados a la forma de pago a tiempo), en tanto en el sector empresarial existían 108 mil 630, de ellos 3 mil 880 bajo la forma de pago a tiempo y 104 mil 750 por rendimiento, con 85 mil 124 en el sistema de pago por resultados, 19 mil 626 a destajo, y mil 255 afectados con el cobro del salario escala.
Cifras aparte, en el territorio santiaguero la Resolución 6 muestra altibajos que hablan a las claras de deficiencias asociadas a su aplicación.
En diálogo con Mirella Flores, miembro del Secretariado Provincial, y Daniel Romero, funcionario de la esfera de Asuntos Económicos de la CTC aquí, conocimos que entre las irregularidades figuran planes productivos y de servicios por debajo de las posibilidades reales, en los cuales no se toma en cuenta ni el nivel de inventario existente, ni las opiniones de los trabajadores; falta de objetividad en la desagregación de los indicadores directivos y límites, así como descontrol en los gastos planificados.
Del mismo modo, poca preparación de dirigentes administrativos y sindicales en temas económicos; errores en los estudios de carga y capacidad con la aplicación de normas desactualizadas que no están acordes con las labores realizadas, y mucho más.
Tal y como argumenta María de los Ángeles Cordero Tamayo, máxima dirigente de la CTC en Santiago de Cuba, la organización y sus sindicatos tienen que poner mayor empeño en la aplicación consecuente de la Resolución 6, sin que prevalezca la voluntad arbitraria de los administrativos y las interpretaciones erróneas que generan insatisfacciones en los colectivos laborales.
“Hoy tenemos una tendencia —acota—, y es que en no todas las empresas se aplica como debiera el pago a destajo, sistema que ofrece mayor nivel de salario.
“Al sindicato le toca pelear más por ello y también seguir explicando a nuestros afiliados que solo se puede repartir la riqueza que se crea, no hay otra fórmula para aumentar los ingresos: incrementar producciones y servicios en beneficio del pueblo y del salario”.
La refundación
El sector del comercio, la gastronomía y los servicios en Santiago de Cuba es de esos en el que el pago por resultados se escapa como agua entre los dedos, “incluso algunos solo perciben el salario escala”, comenta a Trabajadores Olga Veitía Puchades, secretaria general de ese sindicato en la provincia.
El deterioro financiero, inventarios que no reflejan la realidad económica de las entidades, falta de control y seguimiento a la ruta de los ingresos y su depósito, además de una abultada sucesión de robos y desvíos de recursos, han marcado en negativo a los que se desempeñan en esta rama, con el consiguiente lastre para los salarios, que se ubican mayoritariamente entre los 250 y los 400 pesos mensuales.
“Revertir ese panorama no resulta fácil, pero con el liderazgo del Partido y del gobierno en la provincia y el protagonismo del Grupo Empresarial se busca imponer el orden y el control bajo un sistema de trabajo que se ha llamado la refundación del sector”, señala la dirigente sindical.
“Certificación de inventarios, estricta supervisión de la ruta del efectivo, y reorganización interna de algunas entidades son varias de las acciones administrativas, aquellas que como sindicato tenemos que acompañar más en la base, donde hay colectivos que demuestran que en nuestro ámbito es posible cobrar, honradamente, un mejor salario”.
Oasis del Sí se puede
Fraternidad es el nombre de la primera chocolatería que tuvo Santiago de Cuba —surgió en el año 2013 con 18 empleados y capacidad para 56 clientes— a la luz de estos días, como parte de la empresa Compay Tiago, aglutina 28 unidades, más de 600 trabajadores y diariamente presta servicios a más de mil personas que demandan su amplia oferta de alimentos y bebidas.
En su ámbito, Fraternidad es hoy la luz al final del túnel y son muchos los que intentan alcanzarla para poder percibir los salarios que allí se cobran.
“El promedio mensual al cierre del primer trimestre fue de 675 pesos —explica Alexis Ricardo Sanz, quien comanda los destinos de Fraternidad—, porque se nos suman centros donde los resultados económicos no son favorables y eso incide en nuestro indicador, pero con el empeño de todos los que van en la delantera se logra avanzar”.
De ello dan fe algunos de los trabajadores cuyos colectivos se unieron en este 2019 a Fraternidad: Leonardo Rondón, cocinero de Las Pirámides, así como Adalberto Wilson Sánchez y Yaquelín Martínez, portero y elaboradora de Las Columnas 24 horas, todavía sorprendidos de haber llevado a casa salarios entre los mil 100 y mil 400 pesos, algo sin precedentes en los más de 30 años que acumulan en el giro gastronómico.
“Eso era impensable antes de estar en Fraternidad, teníamos referencias de su fama, pero no hay cómo vivirlo. Estamos admirados y motivados, dice Adalberto, en el 2020 llego a los 65 años pero ni pensar en jubilarme, con esta ‘platica’ en el bolsillo me quedo, Dios sabe hasta cuándo”.
A jóvenes como Yunaisi Casero, de la Scala de Milano; Yaneisi Mora, del Café Mamá Inés, junto a Yanelis Betances y Julio Aira, de la chocolatería, también los marca el entusiasmo pues además de percibir entre mil 200, mil 800 y 2 mil pesos de salario, respectivamente, se han podido superar profesionalmente.
“Esa es otra de nuestras prioridades, comenta Karelia Gaínza, secretaria general de la sección sindical de la chocolatería, de conjunto con la administración estimulamos todo ello, a la vez que estamos muy atentos a la entrega del uniforme, la garantía de las materias primas para trabajar, y en especial la calidad del servicio, la que requiere perfeccionarse cada día”.
Lo que acontece en Fraternidad, jurídicamente abocada a ser unidad empresarial de base, tiene como sustento cuestiones que allí son reglas y en otros muchos lugares excepción: lo necesario para hacer las cosas bien está asegurado, y el control es sistemático.
Así lo reconocen tres administrativas con experiencia en las lides gastronómicas: Petronila Marimón, María del Carmen Rodríguez y María del Carmen Begué, quienes ya no tienen que “inventar para tener los modelos de rigor del control de las ventas y los ingresos, o luchar un camión para trasladar productos a la unidad o montar una feria, ni tener el centro desabastecido por falta de gestión ágil y oportuna. “
Si a eso usted une que el administrador no se deja vencer por las dificultades, batalla sin descanso por asegurar los recursos y en vez de empujar a su tropa lo que hace es halarla, se entiende entonces por qué nuestros resultados son diferentes, no obstante las limitaciones que por estos días vive el país”.
Con mucho aún por mejorar, tal y como lo plantea Alexis Ricardo Sanz, administrador de Fraternidad, este núcleo laboral santiaguero demuestra que oxigenar el salario es posible, solo es preciso trabajar bien y aprovechar la Resolución 6 como carta de triunfo sobre la mesa.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.
De acuerdo en todo lo planteado tanto en los criterios de los lectores como por parte de Betty, además pienso que en esta economía donde todo es planificado, las autoridades y organos estatales encargadas de revisar los planes deben no, tienen que realizar y cumplir bien con las funciones que le tocan a la hora de recibir y revisar planes económicos y que no cumpla o no esté verdaderamente atrrizado a las posibilidades reales de la empresa, osde u órgano al que corresponda, sencillamente no aceptarlo y exigir porque se cumpla lo que está indicado por la dirección del país, de lo contrario no vamos a lograr cumplir los objetivos planteados, ah en los planes hay que tener en cuenta y planificar bien lo de la Materia prima para producir, el aseguramiento es vital, lo demás es justificación, cuando hay un plan con objetividad la gente trabaja y gana buen salario porque los sistemas de pago que se empleen cumpliran el objetivo de incrementar las ganancias individuales y colectivas. Pienso que esto tiene que estar reflejado en el plan, de lo contrario no se hace.
Hay que pagar, pero por lo retribuido tiene que justificarse con una buena productividad y eficiencia. Con normas que se puedan cumplir y no extorsionar para recibir más.
Trabajé en la rehabilitación de la refinería de petróleo de Cienfuegos en una compañía que desplazó a casi todos los contratistas que allí trabajaban, por qué, simplemente por la alta productividad, calidad y seguridad en el trabajo. Nadie pudo competir con nuestra fuerza de trabajo, nos robamos a casi toda la fuerza calificadas de las empresas y del territorio, simplemente porque el dinero que cobrábamos por cualquier concepto nos hizo tener sentido de pertenencia y motivación al trabajo que realizábamos.
Era una fuerza comprometida con la Revolución, trabajadora en exceso, con jóvenes que nunca habían trabajado, más la fuerza calificada.
Hay que pagar, el cubano es muy laborioso cuando se trata bien y se le respeta.
Quieren rescatar la fuerza laboral que ha emigrado para las coperativas, simplemente la empresa estatal tiene que pagar bien.
Saludo, OtroCubanoMas. Gracias por leer nuestro trabajo, gracias por opinar, muy atinadamente, en muchos de los detalles reseñados en el material. Usted lleva razón y no es el único que opina de ese modo y que encuentra tantísimos absurdos. Cambiar todo ese, la vida lo demuestra, no ha sido fácil. Confiemos en que en medio de la “sacudida” que vive el país, aún en medio de tensiones financieras logre revertir todo eso.
Felicidades por estos santiagueros. Porque producen y porque además lo hacen realizados y bastante bien retribuidos.
Y «es cierto que se puede oxigenar el salario». Pero porque ahora tanto empeño, relacionado con el pago a los trabajadores, en revertir las «irregularidades», (en especial la de “errores en los estudios de carga y capacidad con la aplicación de normas desactualizadas que no están acordes con las labores realizadas”) ¿Es que no existían antes? No es que no deben ser resueltas, pero estas no deben pender cual espada de Damocles encima de los salarios de los trabajadores, dado además que la mayoría de ellas, no son responsabilidad directa de los mismos.
Entre las irregularidades figuran:
– planes productivos y de servicios por debajo de las posibilidades reales. (¿Entonces: para qué están los OSDE’s, Uniones, etc.?)
– no se toma en cuenta en los planes ni el nivel de inventario existente. (ídem al comentario anterior, solo agregarle que: En sí, esto no debería ser un problema, si se tiene correctamente estructurada la cadena de suministro para cada etapa. Inventarios excesivos es un error, recordar el viejo dicho de que «barco parado, no gana flete», traducido para el caso como: materias primas en almacén: no producen, provocan gastos de almacenamiento y se deterioran)
– no se tiene en cuenta las opiniones de los trabajadores (Además de: ¿para qué están entonces los OSDE’s, Uniones, etc.?, se suma el: ¿para qué está el Sindicato?)
– falta de objetividad en la desagregación de los indicadores directivos y límites, así como descontrol en los gastos planificados. (Porque mejor no se sustituyen estos “indicadores” por el más sencillo, directo, objetivo e importante de las “UTILIDADES”). Todos los indicadores económicos y productivos deben ser objeto de análisis profundos a todos los niveles, empezando por las unidades productivas y de servicio de base, pero solo las utilidades debe ser el indicador que condicione el pago del salario de los trabajadores y catalogue primordialmente el funcionamiento de la empresa (sin que existan ilegalidades, por supuesto).
– poca preparación de dirigentes administrativos y sindicales en temas económicos (Debe ser resuelta inmediata e intensivamente, con el mayor apoyo del Estado y otras instituciones como la ANEC (parecido a la ofensiva que de desarrolló parta ayudar al sector privado “cuentapropistas”)).