Una vez más la Federación Rusa denunció “el aumento inusitado de la concentración de tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cerca de sus fronteras, al pasar en dos años de 25 mil a 40 mil militares”.
Según el vicesecretario del Consejo de Seguridad Nacional ruso, Mijail Popov, ese incremento corresponde a las tropas de respuesta rápida, creadas en su momento por la OTAN y es la aplicación de la táctica propuesta por Estados Unidos. La declaración fue dada a conocer en Moscú este 15 de marzo.
Se sabe que el gobierno ruso ha reiterado que Polonia, Letonia, Lituania y Estonia encabezan la campaña rusofóbica en Europa, lo que justifica el aumento de los gastos militares de las naciones europeas exigidas por Washington.
Los que peinamos canas recordamos la década de los 80 del siglo pasado cuando se hablaba casi a diario del peligro nuclear, la carrera armamentista, el peligro que corría la paz mundial y las guerras imperiales locales puestas de moda por los Estados Unidos.
Volvimos atrás y los jóvenes tendrán que irse acostumbrando a los nuevos retos que tiene el mundo, entre otras cosas, por la decisión de Estados Unidos de retirarse el 2 de febrero de un vital acuerdo internacional.
Se trata de la salida del gobierno estadounidense del llamado Acuerdo INF (sus siglas en inglés) o Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio suscrito en 1987 con la entonces Unión Soviética. Esta decisión y la consecuente salida de la Federación Rusa rompen el delicado equilibrio nuclear existente entre las dos superpotencias militares.
De serlo no sorprendería que mantenga la irracional y peligrosa política exterior que desconoce o intenta alejarse de todo tipo de entendimiento internacional, tal y como lo ha demostrado en lo político, económico, comercial, medioambiental o cultural.
La Administración Trump concretó con la salida del Tratado INF el paso más significativo y tal vez más peligroso de cuantos ha emprendido en su irresponsable camino hacia el enfrentamiento y la guerra desde que se hizo cargo de la Casa Blanca de Washington.
Lo peor del caso es que amplios sectores de la sociedad estadounidense y de la opinión pública internacional parecen no darse cuenta del rumbo escogido por Donald Trump y sus halcones.
Europa, dada la subordinación de la OTAN a la política militar estadounidense, continúa el cerco a la Federación Rusa y acoge en su territorio armamento y bases militares yanquis, agravando las tensiones y los peligros de una confrontación militar.
Queda por ver cuáles serán las próximas sorpresas del inquilino de la Casa Blanca, quien trata de dirigir al mundo como una más de sus millonarias empresas.