Son 55 años, mucha música, muchas historias, la sonoridad de un país, su pentagrama maravilloso… Cuando se dice que la Egrem constituye la más completa crónica discográfica de la nación, no se dice en vano: desde esos archivos desafían el tiempo las grandes voces, los grandes instrumentistas, buena parte del entramado musical de la nación.
Por eso la fiesta de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales fue, prácticamente, la fiesta de la música y los músicos cubanos. En el acto de celebración, este sábado, estaban muchos de los grandes, los clásicos y los que comienzan, junto a los trabajadores y varias personalidades de la cultura.
Hubo homenajes para figuras esenciales de la música, artistas que ya no están, pero que nos acompañarán por siempre gracias a su obra: intérpretes, compositores, maestros, que cubren un amplísimo espectro: todos los géneros y las tendencias.
Se reconoció también el trabajo de varias instituciones de la cultura cubana, vinculadas a la labor de la EGREM. Y por supuesto.
La gran noticia de la velada fue la declaración de los archivos de la Egrem como Patrimonio Cultural de la Nación Cubana. Es una decisión justa y oportuna: los aportes de Cuba a la música universal son extraordinarios e indiscutidos. Esas grabaciones, esos discos, esos documentos tienen el valor de lo imperecedero: es historia salvada y defendida. Música para toda la vida.