Cienfuegos.— Para Alberto Quiñones Bárzaga la mar es parte de su ser. Es su campo de acción, la meta de algunos sueños. De cierta manera es una adoración profunda. A los 85 años todavía la considera un escondite feliz. Más aún si sus aguas las surcan embarcaciones de remos. A la orilla de la playa y mientras bendice las caricias de la brisa marina, repasa momentos notables de su vida junto al inmenso azul.
“La pasión por el remo nació hace muchos años, cuando mis padres me llevaban a los torneos que se celebraban en el Malecón. Eran una fiesta palpitante y colorida con la cual crecí.
“Al triunfo de la Revolución asistí al primer curso de instructores deportivos que se realizó en La Habana. Tras regresar, en 1961, participo en la primera regata popular del Inder. Ahí debuté como juez. En total son 58 años en el mundo del arbitraje”.
Muchos amantes del deporte vivieron con la fantasía de ser formidables atletas. Nuestro protagonista es una feliz excepción. “Jamás esa situación me afectó. Quise estar cerca del mar y los remos, y lo logré. Además, acá la preferencia popular siempre la tuvo el béisbol y el remo. Siento que soy parte de esa tradición”.
El diálogo transita entre recuerdos y bromas. Solo la molesta tos de un “cariñoso” catarro lo frena momentáneamente. Una vez repuesto continúa bogando remembranzas.
“Atesoro varias experiencias internacionales. Entre ellas algunos Juegos Panamericanos y Centroamericanos y del Caribe. Reconozco que impartir justicia en lides nacionales fue complicado por el tema de la arrancada en la mar. Todo un desafío en ocasiones por su inestabilidad”.
Comenta mientras ratifica que está jubilado y no retirado, que nada lo separa de su pasión. “Soy jefe de Reglas y Arbitraje de la Federación Cubana. Es cierto que a veces la salud no me acompaña, pero sigo ‘remando’ en lo que adoro”.
Presente y futuro
Explica Quiñones Bárzaga que actualmente solo existen en Cuba dos jueces de categoría internacional. “Nos beneficiamos de uno en Matanzas y otro aquí. En total tenemos 42 árbitros nacionales. Este año pretendemos hacerles exámenes teórico-prácticos y de idioma, pues los cursos internacionales se realizan en inglés. Aspiramos, si existen las condiciones, a aprovechar las justas regionales para evaluar a varios. De ellos una mujer”.
La familia, firme timón
Para cumplir ciertos sueños se precisa del apoyo certero, de la confidencia lúcida. Ese pilar, capaz de sostener las mayores presiones y conllevar dolor y alegría, se nombra familia.
“Ellos han sido vitales. Mi esposa siempre a la cabeza, firme y leal. Mis dos hijos también. Uno siguió mis pasos. Es árbitro internacional y nos representará en los Juegos Panamericanos de Lima. Sin lugar a dudas gracias a mi ‘tropa’ hoy todavía soy útil”.
Un cálido estrechón de manos sella la conversación. Entonces su mirada, fiel rehén de su pasión, aborda otra vez las aguas surcadas por varias embarcaciones. Sobran las palabras. Sus gestos ratifican lo que hemos escuchado. Para nuestro protagonista la mar y los remos son la vida.
Reconocer las glorias objetivo prioritario
Vivan las glorias deportivas, trabajos así son los que hay que hacer