Icono del sitio Trabajadores

La incalificable ofensa a Martí

Un fotógrafo aficionado captó para la historia el oprobioso momento. El 11 de marzo de 1949 un marine yanqui totalmente borracho trepó hasta lo más alto de la estatua del prócer independentista cubano José Martí, en el Parque Central de La Habana, y sentado a horcajadas sobre ella la utilizó como urinario.

Tan  intolerable acto se produjo a raíz del arribo de una flotilla de la armada norteamericana al puerto habanero. Como era habitual en esos casos  los tripulantes de esos buques se lanzaban a las calles  ávidos de bares, prostíbulos, garitos y “aventuras” siempre acompañadas de la prepotencia y una estela alcohólica.

Irrespetuosos y envalentonados, varios marineros que escenificaban una escandalosa juerga a lo largo del Paseo del Prado  se encaminaron hacia la estatua del Apóstol de la independencia de Cuba. Al llegar a la base del monumento, entre gritos y burlas, uno de ellos, trepó hasta encaramarse sobre los hombros de la efigie.

Más que causar asombro, tal injuria  era como un latigazo en pleno rostro de los cubanos. El ir y venir de transeúntes en el Parque Central se detuvo por un breve instante. De manera espontánea el pueblo le salió al paso a los profanadores para no dejarlos escapar y propinarles merecido escarmiento, pero no fue posible hacer justicia: la policía intervino a toda prisa, protegió a los marines y la emprendió a golpes contra quienes defendían el honor de la patria.

Ahí no quedó todo 

La noticia se expandió por toda La Habana. A las puertas de la estación de policía donde estaban protegidos los autores del ultraje acudieron cientos de hombres y mujeres exigiendo severo castigo. Volvió a desatarse la represión policial para tratar de silenciar la repulsa popular.

Al día siguiente algunos medios de prensa burgueses ocultaron lo acontecido; otros minimizaban  su trascendencia. Como prueba irrebatible quedó, sin embargo, la gráfica captada de modo casual por un fotógrafo aficionado publicada por el periódico Hoy y otros rotativos.

La Federación Estudiantil Universitaria  (FEU) estuvo entre las organizaciones que encabezaron los actos de repudio. Uno de los jóvenes protagonistas de aquella jornada fue el entonces estudiante de Derecho Fidel Castro Ruz, quien junto a otros miembros de esa organización efectuaron un mitin de condena frente a la embajada de Estados Unidos al cual se sumaron centenares de personas para unir sus voces demandar la devolución de los profanadores para ser procesados por tribunales cubanos.

Como en ocasiones anteriores, la policía irrumpió en el lugar con una brutal golpiza contra los participantes en la protesta.

Apenas 48 horas después de la afrenta,  la escuadrilla de la US Navy abandonó el puerto de La Habana.

En la memoria de los cubanos ha quedado imborrable aquella ofensa que bien puede sintetizar la denigrante presencia de la marinería yanqui en Cuba con sus provocaciones y vandalismos a su paso por pueblos y ciudades de la Isla en la otrora república neocolonial.

Compartir...
Salir de la versión móvil