Crónica de Piki: La novela de Leandro y Arlenis

Joel García León

hace 6 años

Leandro Marcos, del equipo Habana, sonríe junto a Arlenis Sierra, tras vencer en la quinta etapa (Camagüey-Ciego de Ávila 106 km) del VI Clásico Nacional de Ciclismo de Ruta. FOTO: Calixto N. Llanes/Periódico JIT (Cuba)

Ciego de Ávila.- Desde hace cerca de dos años, fui testigo de un amor que comenzaba. “Piki, lo de Arlenis Sierra y yo va del ciclismo a la vida y te agradecemos la posibilidad de que puedas escribir un día sobre nosotros”, me dijo Leandro Marcos. Y ese día llegó este 11 de marzo, cuando el capitalino triunfó en la 5ta etapa del VI Clásico Nacional de Ciclismo y la mejor rutera cubana lo abrazó primero que nadie, cual novela deportiva que apenas cubre las primeras páginas.

Horas antes, mientras desayunábamos, le recordé que en la edición pasada había triunfado en Villa Clara, donde también lo esperaba su novia. “Piki, es verdad, pero tú sabes que esta etapa de Camagüey a Ciego es traicionera por el viento de lado y porque cualquier puede dar un tironazo fuerte y ganar”, me comentó. Y tenía razón, pues así le sucedió en 1985 a Eduardo Alonso, cuando perdió el liderato de la Vuelta a Cuba en este tramo tras una fuga sorpresiva de la escuadra soviética.

“Tranquilo, seré tu escolta hoy y te ayudaré a regalarle a Arlenis esa felicidad”, le dije aunque sabía cuan complicado sería mantener la velocidad promedio que se debía imponer en el segmento, y que acabó siendo de 47,08 km/h. Al arrancar la etapa en la tierra de los tinajones el matancero Ernesto Díaz, el villaclareño Gian Carlos Hernández, el granmense Luis Ramírez, el guantanamero Frandel Castillo y el avileño Marlon Rodríguez se soltaron de la caravana y cruzaron, por ese orden la meta intermedia de La Vallita.

Tras percatarme que la historia pudiera repetirse, tomé entonces la punta del pelotón por vez primera en todo el Clásico y no la solté hasta lograr conectar al quinteto de fugados. En ese grupo íbamos 18 ciclistas que tras pasar las volantes de Florida (anotada a la cuenta de Ramírez) y El Centro (dominada por Juan Cabrera) nos proyectamos con todo hacia la meta final. Mis piernas parecían flaquear, pero Leandro Marcos fue enfático. “Piki, vamos, no aflojes, recuerda que Arlenis me está esperando y quiero festejar juntos”.

Leandro Marcos, del equipo Habana, celebra en la meta final el triunfo de la quinta etapa (Camagüey-Ciego de Ávila 106 km) del VI Clásico Nacional de Ciclismo de Ruta. FOTO: Calixto N. Llanes/Periódico JIT (Cuba)

Pero era demasiado el esfuerzo y por más que lo intenté, faltando cinco kilómetros, vi como el joven sprinter capitalino “abrió sus turbinas” y no las detuvo hasta agenciarse su primera etapa del certamen luego de rozar lo más alto del podio en par de ocasiones (había sido segundo en Guantánamo y tercero en Santiago de Cuba). Detrás de su rueda pasaron el holguinero Frank Consuegra y el espirituano Miguel Valido.

Sin terminar la entrevista que siempre la prensa arrastra a los ganadores de etapa, Arlenis Sierra se avalanchó sobre Papo (así le dicen cariñosamente la familia a Leandro) y lo felicitó como a ella le gusta hacerlo, con un beso y abrazo bien sudados.

Sirenas, carros, fotos, más besos y un apurado jugo de mango para que se tomara fueron las últimas escenas que vi de los dos enamorados del ciclismo. Las piernas temblaban y todos pasaban diciendo. “Piki, hoy si pensamos que ganabas la etapa, solo que era demasiado fuerte la motivación de Arlenis”. Por dentro, en medio del cansancio, sonreía. Había escrito aquella crónica que me pidió hace casi dos años Leandro Marcos.

Este martes ambos saldrán juntos en la caravana. En el caso de ella para cumplir un plan de entrenamiento que le asignaron en el club Astaná, donde está contratada junto a la espirituana Heidy Praderas. “Piki, descansa que Topes de Collantes es la etapa reina”, alcanzó a decirme Arlenis. Y volví a cerrar mi diario con una crónica más de amor y vida.