La significación real de la Feria del Libro no radica en número de títulos y ejemplares puestos a disposición de los lectores. Ese elemento, al menos fuera de la capital, es tan veleidoso como los vientos de Cuaresma, que pueden soplar más o menos fuerte.
A mi modo de ver, la trascendencia de ese evento está en la forma en que conciben el programa de manera tal que lo disponible abarque y “atrape” a la mayor cantidad posible de amantes de la literatura o a quienes se adentran en ella.
Por eso, al razonar lo sucedido en la edición de este año en Cienfuegos obvio las cifras y dirijo la atención en lo que algunos denominan “programa colateral” y que yo llamaría esencial. O sea, en ese accionar que hace ampliar la Feria más allá de las áreas de venta y de los espacios de conferencias, talleres, charlas y presentaciones de libros, y se introduce en colectivos laborales y de estudios, unidades militares y hasta en las prisiones.
Y aunque las menciono de último, ocupan las penitenciarías un sitio de elevada importancia, en mi opinión porque el valor de un libro en esos lugares se multiplica como “los panes y los peces”, ya que ayudan significativamente a esas personas que cumplen sanciones.
Por ejemplo, en esta ocasión, como se ha hecho tradicional, a la prisión de Ariza llegó el escritor cienfueguero Alexis S. García Somodevilla a presentar el libro El rey de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez, publicado por la Editorial Oriente, y al centro de estudio y trabajo para jóvenes, del programa Tarea Confianza, fue Luis E. Ramírez Cabrera, con Retrato de muchacha azul, del sello Mecenas.
Y a la penitenciaría para mujeres fue la escritora Isora Morales con Cumbres Borrascosas, de Emily Bronte (Editorial Arte y Literatura), todo un clásico de la literatura universal.
Cuánto agradecen los que están recluidos la llegada de los libros y el intercambio con quienes han dedicado su vida a escribir. Es para ellos, imagino, como una luz refulgente al final del túnel.
Entonces, con más o menos libros que se pongan a la venta, la Feria bien vale la pena.
Cienfuegos: comenzó la fiesta del libro
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.