Los pinareños conocen bien lo que significa un apoyo tras el paso de un fenómeno meteorológico destructor. En la provincia más occidental del archipiélago han afectado unos cuantos, sobre todo huracanes. Y hasta allá siempre han acudido con prontitud brigadas de linieros eléctricos, comunicadores, trabajadores hidráulicos, constructores…, quienes colaboraron sin pensar en condiciones ni horas de labor.
Y como la solidaridad de los cubanos indica que ayuda con ayuda se paga, ahora fueron ellos los que se trasladaron hasta el municipio de Diez de Octubre, en la capital del país, uno de los afectados por el tornado del 27 de enero pasado.
Rubén Lloga Sixto, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba en Pinar del Río, explicó a Trabajadores que ante el llamado la respuesta fue inmediata. “Todos manifestaron su disposición y con ellos conformamos una brigada de 80 constructores”.
Liffer Félix Vásquez Cejas, secretario general del buró provincial del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, quien estuvo al frente del colectivo, precisó que “partimos a la capital con el propósito de trabajar duro, sin escatimar esfuerzos”.
Los constructores solidarios están afiliados a los sindicatos de Trabajadores Civiles de la Defensa; Alimentaria y Pesca; Educación, la Ciencia y el Deporte; Agropecuarios, Forestales y Tabacaleros; y de la Construcción. Fueron en total 80 albañiles y ayudantes quienes estuvieron durante cuatro jornadas en ese municipio habanero.
Laboraron en la construcción de 16 viviendas en el local del antiguo hogar de ancianos 24 de Febrero, junto con trabajadores del contingente Blas Roca Calderío e integrantes de varias cooperativas no agropecuarias. También apoyaron la reparación de cuatro casas en las calles Delicia y Mangos.
En ambos frentes de labor enchaparon baños, colocaron pisos, resanaron y dieron el llamado “fino” a paredes y las pintaron. Mientras permanecieron en La Habana pudieron apreciar la feliz terminación de una de estas viviendas. “El aporte, aunque breve, fue significativo. Trabajamos de ocho de la mañana a seis y media o siete de la noche”, precisó.
“Todos los constructores pinareños han manifestado la disposición de volver si resulta necesario, en dependencia de la demanda que exista de personal calificado. Siempre tuvimos el apoyo de dirigentes sindicales de los diferentes sectores presentes en la brigada”, señaló Liffer Félix.
“Fuimos despedidos en Pinar del Río con un acto de abanderamiento y al regresar, recibidos con orgullo”, subrayó.
En este caso la ayuda llegó de Vueltabajo y fue muy bien recibida.
El enfrentamiento a los daños ocasionados por el tornado ha hermanado de nuevo a los cubanos de diferentes regiones y multiplicado el valor de solidaridad que nos caracteriza, desde la Punta de Maisí al Cabo de San Antonio.